La noche del jueves 8 de febrero, la tranquilidad del cantón Nobol se vio abruptamente interrumpida por la ráfaga de disparos que segó la vida de Agustín Gregorio Chaguay Magallanes, un joven tricimotero de 30 años. El crimen, ocurrido a plena luz del día en la avenida Río Amazonas, ha dejado a la comunidad consternada y a las autoridades buscando respuestas. 

Agustín, conocido por sus allegados como "Tin", se dirigía a su vivienda luego de una larga jornada de trabajo. Su tricimoto, herramienta fundamental para llevar el sustento a su hogar, se convirtió en el escenario de su muerte. Dos sujetos en una motocicleta lo interceptaron y, sin mediar palabra, le dispararon en seis ocasiones, acabando con su vida de forma instantánea.

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La escena del crimen se vio alterada por la intervención de amigos de la víctima, quienes movidos por la confusión y el dolor, movieron el cuerpo y la tricimoto dificultando la labor de los agentes de la Dinased. La falta de colaboración por parte de la familia y la ausencia de testigos presenciales complican la investigación y la búsqueda de los autores del crimen.

Las autoridades manejan dos hipótesis: un crimen al azar o un ajuste de cuentas. La víctima no registraba antecedentes penales, lo que despierta la duda sobre el móvil del asesinato.

El coronel Marcelo Castillo Pantoja, confirmó a EXPRESO que se investiga a fondo a qué se dedicaba la víctima, ya que la familia no ha querido colaborar con datos para la investigación, " Esto fue una muerte selectiva, presumimos que sería por retaliaciones", recalcó el jefe policial. Las investigaciones se centran en determinar si Agustín pudo haber sido víctima de una bala perdida producto de una rencilla entre bandas rivales que azota al cantón Nobol, o si su muerte obedece a una retaliación personal.

Los habitantes de Nobol viven atemorizados por la escalada de violencia que se ha recrudecido en los últimos meses. El asesinato de Agustín se suma a una serie de hechos delictivos que generan zozobra en la comunidad. La implementación del estado de excepción no ha logrado frenar la ola de criminalidad que azota la zona.

" La balacera fue fuerte, yo y mi hija de 15 años, nos tiramos al piso, por qué los sicarios disparaban como locos. Estamos vivos de milagro, la pelea de bandas se ha poderoso de nuestro cantón, ni el estado de excepción se respeta aquí", recalcó Julio Juan, comercial de jugos de esta localidad.

Los familiares de la víctima, al ver que su ser querido todavía tenía signos vitales en sus manos, lo trasladaron al hospital de Daule, donde solo los galenos de turno confirmaron su fallecimiento. 

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