No había transcurrido una semana y un fuerte estruendo volvió a estremecer a los moradores de las calles Costanera A y Ficus, en Urdesa central. Se trató de un nuevo accidente de tránsito, de los tantos que se dan en este sector del norte, a decir de los residentes, que advierten estar cansados de vivir en zozobra.

En esta intersección se han registrado, entre enero y octubre de este año, al menos cinco siniestros, según datos de la ATM. Sin embargo, los vecinos concuerdan en que la cifra es mayor y, en su mayoría, estos suceden porque los conductores aprovechan estas vías para acortar camino, sobre todo porque la presencia de los agentes, se quejan, es prácticamente nula. En más de un caso, además, se ha irrespetado el disco pare.

Uno de los casos más recientes y que estremeció a la comunidad fue el de Roberto Malta, quien fue atropellado la madrugada del 5 de septiembre anterior por una mujer en presunto estado de ebriedad que se encuentra prófuga de la justicia. El hecho produjo su muerte ocho días después.

“El caso de Roberto ocurrió a media cuadra de mi vivienda, por lo que estoy en alerta. No se puede vivir así, este es un cruce peligroso. Incluso hemos tenido accidentes en los que se han visto involucrados niños. Es terrible, pasa todo el tiempo”, se lamenta la moradora Sabrina Rojas, quien calcula que ocurren dos accidentes al mes en estas arterias.

Miriam de Mazur, residente del sector desde hace 30 años, coincide con Rojas y afirma que los siniestros de tránsito han aumentado en este 2020, pese a tener menos personas en las calles por las restricciones vehiculares originadas por la pandemia de COVID-19.

Asegura que incluso ha habido casos de vehículos que han ingresado a las viviendas, causando daños en sus estructuras. Y es por este motivo que su hijo se vio obligado a cambiarse de domicilio, a la ciudadela Los Ceibos.

“Aquí los accidentes son el pan nuestro de cada día. Los carros quedan como acordeón. Mis nietos ya no podían salir por el miedo. En una casa se metieron (los automotores) y tumbaron la pared”, recuerda la residente, al hacer hincapié en que una de las soluciones para este problema es la instalación de un semáforo y más controles por parte de agentes de la ATM.

Sobre el último siniestro ocurrido en estas calles, Andrés Villegas, también residente, indica que producto de la alta velocidad con la que circulan los carros, un motociclista quedó herido. Recuerda que los restos de la moto quedaron esparcidos en la calzada.

Según el morador, al problema de los constantes accidentes viales se suma otro que afecta actualmente a casi todas las ciudades del país: la inseguridad. “Urdesa está peligrosa por la falta de atención estatal. Aquí hay lugares donde ya no se puede ni transitar”, comenta.

La residente Karen Salazar coincide con él y agrega que además de la instalación de semáforos, es necesario colocar más cámaras de videovigilancia y promover una campaña de concienciación. A su juicio, los conductores utilizan esta calle porque “evitan los semáforos y llegan más rápido al Albán Borja”.

A unos metros, en la calle Higueras se repite la escena. Allí, advierte la ciudadanía, la intersección es mucho más peligrosa porque hay vehículos que quedan estacionados cerca de las esquinas y a los costados de la vía, obstaculizando la vista de los conductores. Por ello es común escuchar pitidos y frenadas prácticamente todo el día (más en las horas pico), que alertan a los vecinos.

Los cuidadores de carros y propietarios de negocios aledaños señalan que este año solo ha ocurrido un accidente, pero en 2019 se registraron siniestros en los que los vehículos chocaron contra los postes. El daño aún es evidente. Fueron decenas de casos, advierten.

Aunque la ATM confirmó a EXPRESO que de los cinco accidentes hubo un saldo de ocho lesionados y un fallecido, Urdesa no consta entre los sectores con alto índice de siniestralidad.

Y sobre si hay un plan de acción para reducir estos acontecimientos, la entidad respondió que “se realizan de manera permanente controles en toda la ciudad para precautelar el cumplimiento de la normativa vial”. Lo que resulta insuficiente, a decir de la comunidad urdesina.