Carmen Hinojosa, residente de la ciudadela Urdesa central, norte de Guayaquil, se lamenta al observar el desalentador panorama en que se encuentran algunas peatonales del sector, sobre todo las de alrededor de la calle Víctor Emilio Estrada, entre Ficus y Las Monjas.

“Hay maleza, cables, transformadores que, cuando es de noche, se convierten en un escondite de los ladrones y drogadictos”, se queja la mujer, quien también denuncia que ese espacio sirve como un “baño público”.

Añade que sus vecinos han realizado mingas para sacar los matorrales y mantener en óptimas condiciones estos espacios, pero esperan una intervención municipal. “Si pagamos impuestos, pues que (las autoridades) atiendan los requerimientos de los ciudadanos. Es lo mínimo. Esto es un maltrato para el ciudadano”, acota.

Así como ella, Luis Cedeño, trabajador de la zona, asevera que estas peatonales son utilizadas por delincuentes para huir luego de cometer asaltos a los moradores que circulan por la zona. “Allí están esos objetos que tapan la visibilidad y muchas veces se esconden o corren para ir al otro lado. También son ‘letrinas’ de la gente”, comenta.

A lo largo de toda la avenida Víctor Emilio Estrada el escenario es similar, pues la maleza y el desaseo hacen que las personas no circulen por estas camineras. La situación es peor en aquellas donde las luminarias no sirven o están tapadas por palmeras.  

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