Hasta ahora no se contabiliza en Guayaquil que un edificio patrimonial requiera ser demolido. Así lo ha asegurado a EXPRESO la directora de la Unidad Técnica de Patrimonio, María Isabel Silva, quien explicó que para llegar a esas instancias se debe cumplir con una serie de protocolos a nivel gubernamental donde deberá ser demostrado que el bien inmueble patrimonial sea irrecuperable. Únicamente así, el Ministerio de Cultura y Patrimonio podrá desvincular del inventario al bien inmueble patrimonial.

Y sobre el patrimonio, teniendo en cuenta que la ciudad tiene un largo camino para recuperarlo a juicio de expertos consultados en un anterior artículo publicado por este Diario; se le consultó a la funcionaria cuánto sería el presupuesto que se le asignará a este tema.

En su respuesta, recordó que recién desde el año pasado (abril del 2022) el Municipio asumió la competencia del patrimonio local, y que desde mayo de este 2023 entró en funciones. Ante esto adelantó que en el último trimestre de este año, conforme a la proyección para la asignación presupuestaria del 2024, se sabrá con cuánto se contará para cumplir con su gestión.

Sobre qué utilidad tendrá el espacio donde funcionaba el colegio Ana Paredes de Alfaro, situado en las calles Sucre y Chimborazo, centro de Guayaquil, Silva contestó que el inmueble, también patrimonial, se encuentra en un “proceso de recuperación” y luego será iluminado en su soportal.

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“Posteriormente se llevará a cabo una consultoría externa especializada a fin de determinar el estado de la estructura de la edificación, aún no tenemos el valor de la misma, estos estudios son necesarios para conocer el destino de la edificación, cuya propuesta inicial es la de una extensión de la biblioteca municipal y centro cultural”, concluyó. 

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