Desde que inició abril, diferentes guayaquileños han expresado su molestia por los hedores que emanan del estero Salado, sobre todo en los sectores de Urdesa y Miraflores, norte de Guayaquil. Muchos ya se han cansado de denunciar la contaminación.

En torno a este tema, este miércoles 17 de abril, el alcalde Aquiles Álvarez se pronunció.

Reveló que en su administración (en mayo cumplirá un año) "heredó" un contrato por recolección de desechos, pero admitió que la recuperación le costaría a Guayaquil no menos de 70 millones de dólares, pero que hoy, admitió, no lo tiene. 

"No les vamos a mentir a la gente y no le vamos a decir que vamos a tener agua cristalina en el estero porque es mentira", afirmó.

¿Qué hará al respecto? Durante su declaración, el funcionario precisó que "ojalá" en la planificación de Guayaquil 2050, que incluye la recuperación del estuario, argumentó; pueda tener los recursos.  

"En algún momento, dentro del tiempo con una economía sana en el Municipio, podamos tener presupuesto para salvar el estero Salado", cerró. 

En tanto, el pasado 10 de abril se ejecutó un trabajo de limpieza en un tramo del estero. Fue precisamente en un sector aledaño al puente que une las ciudadelas Urdesa con Miraflores. Ahí, el Municipio dio a conocer que se alrededor de 150 sacos de basura se sacan del ramal diariamente.

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