Juan Pablo Pérez llegó en su bicicleta hasta las calles Quisquís y Tungurahua, en el centro de Guayaquil, donde se reunieron varios integrantes de la agrupación Masa Crítica, a las 17:15 del pasado martes. El motivo de la cita era medir la eficacia de los medios de transporte en la urbe porteña.

El proyecto, gestado por ese colectivo y la fundación Movidana, está enfocado en demostrar cuánto tardan en llegar de un punto a otro en Guayaquil: un ciclista, un usuario de Metrovía, un motociclista y un pasajero de un vehículo particular.

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El trayecto a recorrer era de 3,6 kilómetros, se inició en las calles antes mencionadas y tenía como destino el centro comercial Albán Borja, frente a la Universidad Casa Grande.

A las 17:30 comenzó el recorrido. Pérez y otros cuatro ciclistas partieron a esa hora tomando como ruta principal la avenida Carlos Julio Arosemena, que conecta ambos puntos.

Minutos antes, el ciudadano Marden Marcos avanzó a pie desde Quisquís y Tungurahua hasta la parada de la Metrovía de la Universidad de Guayaquil, en las calles Primero de Mayo y Carchi, a dos cuadras del sitio.

Él tomó un bus articulado de ese sistema de transporte para dirigirse hacia la estación 28 de Mayo. Asimismo, mediría el tiempo que le tomaría llegar a ese punto.

Michelle Gaibor, coordinadora de proyectos de Movidana, partió a las 17:34 en un vehículo particular. Un minuto antes, los ciudadanos Giancarlo Parrales y Sonia Barreiro comenzaron el recorrido en motocicleta.

Ese horario, en el que comienzan a colapsar ciertas vías guayaquileñas por las personas que salen de sus oficinas o lugares de estudio, fue elegido como parámetro para evaluar las condiciones del tránsito, explicó Gaibor.

Los ciclistas fueron los primeros en llegar al sitio, aunque no registraron el menor tiempo en recorrer los 3,6 kilómetros. Si bien les tomó 12 minutos hacerlo, Parrales y Barreiro, a bordo de la moto, llegaron al mismo destino en 10 minutos.

A Marcos le tomó 14 minutos llegar hasta el centro comercial, luego de bajar de la unidad de la Metrovía, salir de la estación y avanzar a pie.

Gaibor y dos acompañantes tardaron 11 minutos en realizar todo el recorrido en un auto. Un equipo de este Diario que también realizó el trayecto se tomó 12 minutos en llegar.

Marcos atribuyó su demora a un inconveniente en el carril de Metrovía, por el desperfecto mecánico en una motocicleta. “Se quedó (el bus) como cinco minutos estancado. Si no, habría llegado en ocho”.

Para Pérez, de Masa Crítica, este tipo de mediciones no solo sirven para determinar el tiempo de traslado en diversos sistemas de transporte, sino también cualquier falencia o necesidad que se presente en el camino.

“Generalmente en la Carlos Julio Arosemena el tráfico es intenso, y en el costado de la calzada donde uno siempre pedalea suelen existir baches, desniveles. También en el caso de Las Monjas, ahí no hay un cruce cercano, entonces el flujo de vehículos motorizados es intenso por todos lados y eso dificulta cruzar”, expresó el ciclista.

Según Gaibor, la medición confirmó que Guayaquil está diseñada para favorecer el modo de transporte menos eficiente, es decir los vehículos particulares.

“A pesar de eso, la bicicleta está casi a la par de tiempo de traslado. Por temas de ocupación del espacio público, el carro no es sostenible. Un carro ocupa 10 metros cuadrados para transportar dos personas. Una bici ocupa un poco más de un metro cuadrado para transportar una persona”, explicó.

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