En el barrio Garay, la calle Asisclo Garay, entre Colón y Pedro Pablo Gómez, presenta un problema que se ha extendido por casi un año: tener luminarias averiadas o que no alumbran lo suficiente.

Se trata de una situación que se repite en gran parte de este populoso barrio.

Moradores como Ernesto Moscoso piden que se arreglen los faroles no solo porque buscan tener mejor visibilidad, sino también porque temen que la oscuridad reinante dé cabida a que se realicen con mayor frecuencia hechos delictivos en la zona.

Este barrio ya fue el escenario de un robo el pasado 25 de octubre, cuando un grupo de pillos rodearon un automóvil y asaltaron al chofer y sus acompañantes.

Al igual que Moscoso, Soraya Delgado teme por la inseguridad del barrio. “Mi nieto siempre sale todas las noches a jugar fútbol. Me gusta que se recree sanamente, pero me da miedo que lo asalten porque un pillo así lo quiso”, explica la señora.

Ante esta situación, Xavier Zurita, líder barrial de este sector, señala que ya han hecho pedidos a diversas autoridades, pero la respuesta no llega.

“Al inicio se pidió por unas cuantas luces que eran intermitentes y otras que estaban perdiendo intensidad... Ahora hay varios sectores con focos fundidos y ni CNEL ni el Municipio de Guayaquil llegan, por más que hemos pedido arreglos”, denuncia.

Zurita no aguanta que su barrio poco a poco se quede a oscuras, situación que los pone en peligro de ser las siguientes víctimas de la violencia que predomina en todo el país.