El incremento de muertes violentas y hechos delictivos en los cantones Naranjal, El Empalme y Milagro, en la provincia del Guayas, ha obligado a los habitantes a exigir más controles dentro y fuera de cada una de las ciudades; y a las autoridades a efectuar el primer Comité de Seguridad Provincial para intentar frenar la problemática.

Según las estadísticas presentadas en las mesas de trabajo, la Subzona Guayas registra 18 muertes violentas más que el año anterior entre Naranjal y Balao. En cuanto al porcentaje de violencia, Naranjal ocupa el primer lugar con un 23 %, seguido de Milagro con un 20 % y El Empalme con 17 %.

A decir del alcalde de Naranjal, Luigi Rivera, hace más de una semana se solicitó la presencia de autoridades provinciales en el cantón para fortalecer las acciones que el cabildo adoptó ante los últimos hechos violentos. Entre ellas, la ejecución de 30 operativos Camex (Control de armas y explosivos) y la aplicación de dos ordenanzas municipales: la que apunta a prevenir y controlar el consumo de alcohol y drogas en los espacios públicos, y la que regula la circulación de motos.

En el caso de Milagro, su alcalde Francisco Asán indicó sentirse preocupado por las estadísticas. “Hace algún tiempo he venido conversando con la general Tannya Varela, subcomandante general de la Policía Nacional, sobre la necesidad de intervenir el cantón porque es evidente la lucha territorial que hay de dos pandillas conocidas en el Ecuador”, dijo.

En esta localidad, solo en diciembre se han registrado cuatro muertes bajo la modalidad de sicariato. Los dos últimos casos se registraron en menos de 24 horas.

Frente a esta situación, habitantes como Santos Astudillo precisan vivir atemorizados. Días atrás, en el sector La Puntilla (Milagro), fue testigo de cómo las autoridades levantaban el cadáver de un hombre al que le dispararon cuatro veces.

“Es horrible que pase todo esto. Las autoridades creen que solo en las grandes ciudades pasan crímenes terribles, pero no. Acá también hay muertes violentas, y lo peor es que como somos una población pequeña, la ayuda y la atención no llegan tan rápido”, argumentó Andrea Rosales, comerciante del sector.

Del otro extremo del cantón, habitantes como José Ortiz sugieren que a los controles, tal como ha pasado en Guayaquil, se sumen los militares. “Milagro al igual que cantones cercanos del Guayas son hoy tierra de nadie. Necesitamos ayuda e intervención, pero pronto. No podemos esperar más”, aseguró Ortiz, coincidiendo con Miguel Zambrano, de Naranjal.

Frente a lo que sucede en estos dos cantones, sobre todo en Naranjal, donde, a juicio de Varela la situación es todavía más crítica; la Policía envió cuarenta uniformados de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) al lugar para ejecutar más controles, y en los próximos días enviará a agentes del eje de inteligencia e investigación al sitio. Ellos trabajarán de encubiertos.

A decir del gobernador del Guayas, Luis Chonillo, para frenar actos de este tipo, en cada uno de los cantones además se están realizando operativos de la mano de la Comisión de Tránsito del Ecuador para verificar qué tipo de irregularidades hay en las vías.

“Hemos dejado instaladas las mesas técnicas de seguridad que son las que darán seguimiento a los casos para que nosotros podamos tomar decisiones y acciones inmediatas”, expresó Chonillo.

Para los ciudadanos, otra de las medidas que deberían aplicarse está relacionada con la colocación de cámaras. “En la carretera, se dan muchos robos, pero por falta de tecnología nadie puede verlos. Son como fantasmas. Llegó la hora de que los alcaldes inviertan realmente en lo que se debe. La seguridad pesa más que un parque”, sentenció Bolívar Sarmiento, de El Empalme.