Las festividades de Navidad y fin de año mueven la economía en todos los sectores comerciales, tanto el formal como el informal, a pesar de que estos últimos han sufrido los efectos de las restricciones municipales, en Guayaquil.

Comerciantes de prendas de vestir en el centro de la ciudad y emprendedores de agendas, postres y servicios de catering aprovechan los últimos días de diciembre para incrementar sus ingresos que, como ha publicado este Diario, no han sido “los mejores”. Solo hace un par de semanas, en estas mismas páginas, el escenario que afrontaban los comerciantes era desolador. Las ventas eran mínimas y los clientes apenas llegaban para mirar.

En la Bahía, Paúl Lema, vendedor de la Asociación 25 de Agosto, tiene un negocio de artículos navideños y tecnología, y asegura que, frente a cualquier pronóstico, ha logrado vender como ningún otro mes en los últimos días. Incluso las ventas han sido similares a la de años prepandémicos. “Uno puede ver el nivel de consumismo en su máximo esplendor, y eso nos está ayudando. La gente compra y hay más ventas que los meses pasados. Ropa, detalles, es lo que más se busca”, precisó.

Con él concuerda Guido Canduri, quien se dedica al comercio informal y confiesa estar motivado por las ventas alcanzadas en la mercadería textil que trae desde Perú; y esta semana ha empezado a terminarse. “Me han comprado todo”, asegura.

Viviana Campo, representante de la Distribuidora Mayorista Mullo, cuenta a EXPRESO que han visto un crecimiento en ventas del 70 % en su negocio de juguetes y adornos. “Todos hemos ganado con eso. Claro que el Municipio ha fregado a los informales, pero aun así hacemos y hacen lo que se puede. Todos hemos vendido, y lo seguiremos haciendo siquiera hasta Año Nuevo”, aseguró.

Así, para los ciudadanos diciembre ha sido el mes que ha logrado levantarlos. “Creímos perderlo todo, estuvimos a punto de no dedicarnos más a la venta de ropa de bebé, que es a lo que nos hemos dedicado siempre... Pero diciembre fue nuestra luz de esperanza, nos dio ese aliento que nos faltó en toda la pandemia. Con lo obtenido, podemos tranquilamente aguantar hasta mayo o junio”, señaló Analía López, quien trae ropa de niños y juguetes desde Estados Unidos.

Andrea Ramírez, dueña del negocio de agendas y cuadernos Neya, manifiesta que en las últimas semanas sus ventas se triplicaron en comparación a otros meses. Las agendas personalizadas fueron las que más salida han tenido. Y es que, como publicó ayer EXPRESO, los emprendimientos han tenido gran acogida este año, tanto por la diversidad de artículos que ofertan y por seguridad. Por la COVID, más de uno compra en las ferias barriales y por Internet para evitar las aglomeraciones.

El negocio de dulces informal también toma fuerza en esta temporada y la emprendedora Sandra Ricaurte, creadora del pequeño negocio Sweet Backery, aumentó sus ingresos en un 70 %. “Comencé a vender los Chocobombs y en estas últimas semanas el negocio ha sido creciente porque es lo que la gente más compra”, afirma. Gabriela Lua, ama de casa que activa su cocina todos los años, siempre este mes, para vender platos navideños a amigos y familiares, asimismo, ha incrementado sus ventas en un 50 %. “Los platos cuestan entre 6 y 15 dólares y la llegada de diciembre ha sido una bendición. Una bendición en esta época tan dura. Realmente nos ha ido muy bien”, agregó César Cedeño, esposo de Lua y ayudante en la cocina.