En un poste ubicado en la calle 10 y B de la ciudadela Adace, norte de la ciudad, hay cables enredados que preocupan a quienes caminan por la zona. Ellos denuncian que este problema es constante, a pesar de que han dado a conocer la situación a las autoridades.

“Este es un mal que este mal se presenta en varios sectores de la ciudad. Lo que molesta es que a pesar de que la comunidad lo denuncia, las autoridades no se toman la molestia de solucionarlo”, indica Carlos Molina, quien habita en Adace.

En otro sector, a pesar de las múltiples denuncias persiste la mala costumbre de arrojar desechos en la ribera del estero Salado a lo largo de la avenida Barcelona, desde el puente Portete hasta el de la calle 17. Quienes residen por la zona señalan que este lugar se vuelve un foco contaminante.

Asimismo, mendigos y recicladores convierten en dormitorio los exteriores del edificio donde funcionaba el colegio Ana Paredes de Alfaro, ubicado en Chimborazo y Sucre, centro de la ciudad. Peatones y dueños de locales que funcionan en el zona mencionan que es insoportable pasar por el lugar debido al mal olor que se percibe.

Mientras, moradores de Chambers y México, barrio del Seguro, piden sanciones para vecinos que sacan sus desperdicios después del horario establecido, dando mala imagen al sector. Señalan que los desechos permanecen en las esquinas hasta el día siguiente que vuelve a pasar el recolector.