Un documental mostró que, a escala mundial, 30 toneladas por minuto llegan al mar. En fotografías se expusieron calles de Marsella (ciudad costera de Francia) con fundas con desperdicios que, a la vista, irían a parar al océano. Y una alarma: para el 2050 habría más plástico que peces en el mar. Así de impactantes fueron los datos que expusieron los tripulantes del buque Plastic Odyssey, que atracó en Guayaquil, y permanecerá en el muelle del Yacht Club Naval del río Guayas hasta el 6 de diciembre.

La organización no gubernamental, del mismo nombre, pretende crear una red global de iniciativas para detener esta contaminación y este miércoles 22 de noviembre permitió conocer el interior de la nave, de bandera francesa, a algunas asociaciones locales inmersas en esta lucha y al empresariado. Esto se debió a que adentro cuenta con un taller en el que transforma residuos plásticos en materiales que van desde tejas, martillos, especies de adoquines o materiales de construcción.

Simon Bernard, cofundador Plastic Odyssey, explicó a EXPRESO que llegaron hace pocos días y que la meta en Guayaquil que, así como Marsella es una ciudad costera y puerto, “no es mostrar la contaminación o problemas, sino que destacar las soluciones”. Y es por eso que algunos gremios y empresarios estuvieron ‘a bordo’ del buque, que cuenta con 20 tripulantes.

Ya en el interior, donde están distribuidos espacios como la cocina, el comedor compuesto por sillas a base del material reciclado, o una sala de conferencias, Martín Cortier, miembro de la coordinación, enseñó el taller donde se pone en marcha el proceso para darle ‘vida’ a uno de estos elementos. Por esto se lo llama, además, un laboratorio flotante que experimenta todas las técnicas de reciclaje.

“No recolectamos en el mar; la idea es actuar antes de que el plástico llegue al mar (...) Aquí (muestra una de las máquinas) pequeñas lentejuelas salen y permite convertir el plástico en una pasta que después pasará en diferentes moldes. La idea es demostrar con este taller en lo que se pueden producir proyectos que se pueden implementar”, comentó mientras algunos visitantes tocaron algunas creaciones.

Acotó que también se ha trabajado con centros educativos de niños con el fin de sensibilizar y educar en ese propósito. Incluso se ha recolectado algunos residuos en playas.

En tanto, Plastic Odyssey lleva desde octubre de 2022 navegando el mundo en busca de esas soluciones locales a la crisis del plástico -he ahí que son trascendentales los encuentros en cada una de las ciudades que visita- y se centra en la transformación dichos residuos en recursos.

El buque, de39,22 metros de eslora y 9,40 metros de manga, tiene planificado una navegación en un promedio de tres años por diferentes ciudades del mundo. Salió desde Marsella y son 30 países que prevé visitar. Cada etapa tiene una duración de tres semanas y otra de las misiones del equipo es documentar nuevas soluciones y llevarlas de país en país.

Ciudadanos y activistas como Lorena Real y Danilo Cajas, hicieron énfasis en la necesidad de que se repliquen acciones de este tipo. “Nuestro estero está contaminado tanto como nuestro río. Si la empresa pública y privada decidiera empezar de a poco a limpias nuestros ecosistemas, estos los recuperaríamos. Ahora todo está mal. Lo que estamos viendo es esperanzador”, señaló Cajas.

Gabriela Nuques, estudiante de ecología, sugirió que los representantes de los centros educativas conozcan de estos trabajos. “Son los jóvenes los que deben dar pie a recuperar lo que tienen, su Tierra. Si la consciencia no la adoptan ellos, desde muy chicos, veremos como Guayaquil o cualquier otro rincón del planeta muere frente a nuestros ojos”, sentenció.

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