Tiene 65 años, en enero cumplirá los 66 y a cuestas tiene ya 38 carreras EXPRESO; esa que todos los terceros domingos de julio se celebraba por las calles de Guayaquil con motivos de las Fiestas Julianas y que la pandemia frenó abruptamente en 2020.

Su nombre es Wilson Caicedo. A muchos se les hará familiar por ser una de las caras más conocidas en la competencia, que este año estaría cumpliendo su edición 48. Para él, y por él, la carrera no ha muerto.

Pese a que en 2020, 2021 y 2022 no se realizó la prueba, él religiosamente se para a las 07:00 en la intersección de las calles Olmedo y Malecón, donde año a año solía arrancar la competencia, para correr 10 km; con la diferencia de que este domingo 31 de julio fue especial.

El 21 de junio pasado, Galo Martínez Merchán, fundador de los Diarios EXPRESO y Extra, y mentalizador de la carrera atlética, falleció. Don Wilson dice haberlo conocido. Fue en la llegada de la edición de 2015 cuando pudo cruzar algunas palabras con él.

“Era una persona muy humana. Le dije que era uno de los corredores con más competencias corridas y me respondió que en la vida hay que ser perseverante; nunca dejar las cosas a medio talle; que un esfuerzo suma otro esfuerzo y que siga corriendo hasta que yo quiera. La noticia de su partida me llenó de mucha tristeza”, precisó Caicedo.

El domingo, aunque la gente le diga “loco”, don Wilson, un hombre común que vive en la cooperativa Voluntad de Dios, en Monte Sinaí, tomó largo por la calle Malecón, intentando seguir la ruta habitual de la competencia; subió por el puente frente al Cementerio General de Guayaquil y avanzó hasta Urdesa, desde donde siguió por la avenida Las Monjas, para llegar a los exteriores de este matutino. Fueron 10 km de recuerdos.

Más allá de los 51 minutos con 20 segundos que cronometró, para él -dice- lo importante fue volver a dejar fijado que “la llama de la carrera no ha muerto”. Su equipo de apoyo eran su nieto Oswaldo Narváez Caicedo y su ahijada Génesis Mosquera Vera, quienes lo siguieron de cerca; nadie más.

Entrenó dos meses previamente en la cancha del colegio Vicente Rocafuerte, tras el permiso que le brindara el rector Frank Granja y aun así estuvo a punto de no correrla. La semana pasada tuvo una intervención quirúrgica odontológica que atentaba con ello, pero se recuperó. No concibe que termine julio y que el mentalizador de la carrera haya fallecido sin homenajearlos. Ya piensa en la edición de 2023.

EL DETALLE

Wilson empezó en la prueba a los 17 años. Hizo una para de 1990 al 2000 por trabajar para sus hijos. Sigue corriendo.