El francés Zinedine Zidane hizo rotaciones en el partido contra el Elche (2-1) pensando en la vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones (0-1 en la ida) frente al Atalanta. Y se demostró porqué es poco amante de ellas esta temporada, ya que el equipo no carburó hasta la entrada al campo del alemán Toni Kroos y el croata Luka Modric.

El Real Madrid firmó una hora de partido de ritmo bajo y apenas ocasiones. Solo un disparo, malo con la zurda, de Karim Benzema en el minuto 34 y un posible penalti del argentino Iván Marcone sobre Sergio Ramos en el m.53 aportaron algo diferente. Y el Elche encontró su premio a resistir con el tanto de Dani Calvo de cabeza a la salida de un córner en el m.61.

Zidane reaccionó y dio entrada a los dos futbolistas que dan sentido a este Real Madrid: Kroos y Modric. Su entrada fue un antídoto contra el ritmo soporífero que muchas veces invade los partidos de este, ya no tan nuevo fútbol, de pandemia.

De las botas de ambos nació el tanto del empate que anotó otro de los que conforman la vieja guardia como es Benzema. Kroos sacó un córner en corto para Modric y este puso un centro llovido a la cabeza del delantero galo en el segundo palo.

El francés volvió a marcar y demuestra estar en plena forma, sobre todo cuando el Real Madrid juega en el Alfredo di Stéfano, su nueva casa desde que se paró el fútbol por el confinamiento. Siete goles en los últimos siete partidos de local, con tres seguidos viendo portería. Buenas noticias de cara a la visita del Atalanta.