En el kilómetro 32 de la vía a la Costa, lejos del mundanal ruido y de las distracciones propias del mundo actual, un grupo de deportistas ecuatorianos alimenta su sueño de representar al país en una cita olímpica. Lo hace superando los obstáculos adicionales que involucra la pandemia de la Covid-19.

Lilibeth Flores, esmeraldeña de 14 años, es una de las integrantes de Alianza Club, agrupación dirigida por Reny Sierra, que forma parte del programa de masificación deportiva iniciado por la Federación Ecuatoriana de Remo (FER), y que beneficia a más de 20 chicos.

Ella recuerda que hace un año se vinculó a la escuela de esta especialidad, luego de realizar una prueba en el ergómetro (simulador de remo en tierra) que llegó al sector de Las Palmas, donde queda su casa.

Una situación similar sucedió con Luis Morejón, del Alfa Rowing Club de Santa Elena. “Un día mi madre pensó que estaba muy vago. Probé con algunas actividades, pero fue en esta donde encontré todo lo que me gusta”.

Paulo Salavarría, presidente de la FER, recuerda lo difícil que resultó salir adelante durante la pandemia, y por eso agradece a las personas que le abrieron las puertas para sacar adelante al deporte. La crisis que vive el país impidió que la Secretaría del Deporte le entregue los recursos a tiempo -ya se está poniendo al día-, por lo que apostó a la autogestión para no detener el trabajo.  

“Logramos firmar un convenio con el club Riveras del Lago para reactivar la disciplina. Por ahora estamos trabajando con los chicos que están con proyección al Alto Rendimiento. Se viven momentos difíciles, donde no hay disponibilidad inmediata de recursos, y mediante la autogestión logramos salir adelante, incluso tener una pista (lago) que cumple con todos los requerimientos para competencias internacionales, hay gimnasio y un lugar de concentración para los deportistas que vienen desde otras provincias. Cuando comenzamos solo se practicaba remo en Guayaquil, ahora se lo hace en Esmeraldas, Santa Elena, Los Ríos, Guayas y tenemos proyección para seguir creciendo”, explica el dirigente.

Con un presupuesto de 60.000 dólares al año apenas se pudieron realizar dos controles (topes), un selectivo y un concentrado de cara al Sudamericano Juvenil, antes de que la pandemia los obligue a paralizar sus actividades.

La tarea no es exclusiva de dirigentes, entrenadores y atletas. María Quimís traslada desde Santa Elena a su hijo, Álex Villón, junto a: Gregoria Segarra, Eymy Rivera y Milena Santana, quienes periódicamente llegan al puerto principal para realizar los entrenamientos más fuertes.

Contar con toda la infraestructura, además de cumplir con los procedimientos de bioseguridad no ha sido fácil, pero la familia del remo entiende que en tiempos de crisis no puede esperar a que lleguen los recursos. Sus integrantes trabajan unidos en busca del bien común, algo que les inculcó el espíritu olímpico. 

LA ESPERANZA OLÍMPICA

Con 24 años de edad, Kristen del Rosario es la deportista en la que el remo ecuatoriano deposita su esperanza de clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio.

Ganadora de la medalla de bronce en los IV Juegos Sudamericanos de Playa realizados en Rosario, Argentina (2019), esta ingeniera en producción audiovisual forma parte del Plan de Alto Rendimiento.

“Participo en la categoría single, mi especialidad son los 2.000 metros y gracias a la marca que registré (7:25) tengo muchas opciones de ir a Tokio. Lamentablemente por la pandemia no se realizó el Preolímpico de Río de Janeiro, pero cuando todo esto se supere espero asegurar mi cupo. Durante algunos meses tuve que trabajar en la finca de mis padres, en Echandía (Bolívar), pero en este centro podré hacerlo mejor”, afirmó.