Tiene 78 años, pero parece una fan de 20 y es todo un ícono en la hinchada de Liga de Quito. Ha estado presente en las cuatro finales que han ganado los albos en Conmebol. Teresa Cruz no solo es una fanática común, ella en las finales pasadas se encargaba de dar la bendición a sus “hijitos”, como los llama.

Es tanto el amor a los jugadores de LDU que es la madrina de Alexander Domínguez. Sin embargo, esta vez ella será la gran ausente del partido del sábado ante Fortaleza.

Pero las bendiciones que antes daba ‘en vivo y en directo’ a los jugadores, ahora se las manda por redes sociales. Asegura que es como si ella estuviera presente.

Radicada en Nueva Jersey, Cruz habla de su amor por los albos. “Siempre fui de Liga de Quito. Mi familia tenía amistad con don Rodrigo Paz cuando era empresario y comenzaba a andar en el fútbol, fue así como comenzó mi amor por la U”, expresa Teresa, quien es fiel creyente en Dios.

Su trabajo no era solo estar en las gradas, pues ella los acompañaba desde antes de los partidos. Édison ‘Kinito’ Méndez la recuerda así: “A la madrina la conocí cuando apoyaba a la Tricolor. Pero en el 2009, cuando vine de PSV de Holanda, se me hizo una de las fans más conocidas, era como una obligación recibir la bendición de ella”, expresa el volante ofensivo que fue campeón de la Sudamericana en el 2009.

Mientras que José Francisco Cevallos la recuerda con cariño: “Se podían ir todos los hinchas, pero la madrina Teresa siempre se quedaba hasta el final con la bandera de Ecuador”.

Teresa Cruz cuenta que ya tiene lista su camiseta blanca, la del 2008, cuando fueron campeones de la Copa Libertadores. Le duele no poder estar en Uruguay, pues aunque consultó varias veces con los médicos, estos le dijeron que no podía viajar, porque eran cerca de doce horas desde Nueva Jersey.

“Es duro para alguien que ama a Liga no estar en vivo y en directo, pero van varios de los chicos con los que estuvimos en el 2009 en Río de Janeiro”, expresa Cruz, quien nació al sur de Quito, en el sector de Chimbacalle, pero lleva 45 años radicada en Estados Unidos.

Sobre su amistad con los jugadores ligados, recuerda a su engreído Joffre Guerrón, con quien mantiene contacto.

Reconoce que la profesión de jugador es muy celosa y que la gente los busca para pedirles camisetas, fotos, pero que ella les da algo más sublime: “Siempre les doy la bendición y les oro; pero no es que para que vayan a ganar, es para que salgan sin lesiones”.

Sobre su ahijado Alexander Domínguez, dice que la decisión de volver a Liga de Quito fue la mejor y con él volvieron las finales internacionales.

Su cuarto tiene más camisetas de fútbol y banderas que ropa casual. Tiene 78 años, pero por su amor al fútbol, a veces cuando los médicos le han dicho que descanse ha tomado el avión y a donde toque ir, todo por estar cerca de su Liga de Quito.

El sábado dice que estará con sus hijos y nietos, pero la noche de hoy hará la llamada tradicional y hablará con el golero Alexander Domínguez. Le dará la bendición vía telefónica. ¡Y que llegue la quinta!

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