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Independiente Del Valle: Ecuatorianos hicieron vibrar las gradas del Kempes

El ¡sí se puede! retumbaba en una zona del estadio. Independiente volvió a ser campeón de la Copa Sudamericana.

El ¡Sí se puede! retumbaba en el estadio Mario Alberto Kempes. El partido no acababa y ya los jugadores tiraban agua por todos lados como si fuera champagne. Todos festejaban, todos gritaban en las gradas. 

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La fiesta rayada también se vivió en Selva Alegre

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Lágrimas en los ojos de decenas de hinchas que habían llegado en bus desde Ecuador hasta Argentina. Eran menos de 2.000, pero su voz se escuchaba hasta Sangolquí. El árbitro finalizaba y todos los jugadores corrían a la cancha para festejar la segunda Copa Sudamericana para este equipo ecuatoriano. ¡Independiente campeón! gritaban los hinchas en las gradas y en la cancha se escuchaba el ¡olé olé olé olé... Campeón!

Con los nervios a mil por hora vivieron los hinchas de independiente del valle el partido. Las manos sudaban y el corazón palpitaba más de lo normal antes que inicie el partido.

Los primeros minutos pasaron muy rápido en las gradas y al minuto 13 trae pase de Lorenzo Faravelli llegó Lautaro Díaz, el más discutido de la semana y definió con derecha para marcar la primera del partido.

La fiesta empezó desde los jugadores que corrieron a abrazar al goleador que volvía a marcar. En la banca de suplentes Marín Anselmi fue el que más lo gritó, que junto con los suplentes, corrieron a celebrar lo que calmaba un poco la ansiedad de los primeros minutos .

Los cerca de mil ecuatorianos ubicados en la tribuna Gasparini, brincaban y se felicitaban. Muchos apenas habían podido ingresar al estadio y ya veían al equipo ecuatoriano triunfando en tierras argentinas. La primera anotación del partido calmó los nervios que reinaban; sin embargo minutos después todos se ponían de pie por el gran remate de Sornoza que pasaba cerca del arco del portero brasileño.

Los minutos transcurrían y el cuadro paulista tomaba el control del juego. Varios remates que el portero Moisés Ramírez atajaba sin problemas.

Finalizaban los 45 minutos y era el tiempo para que los hinchas en las gradas puedan distenderse un poco. Mientras tanto Martin Anselmi arengaba a sus dirigidos que se dirigían hacia los camerinos.

Los segundos 45 minutos arrancaban con el dominio brasileño. Una gran atajada de Ramírez levantaba a todos de sus asientos. Sao Paulo estaba cada vez más cerca de empatar el partido, mientras el estratega argentino desesperaba en banca y mandaba a los suplentes a realizar labores de calentamiento. La torcida brasileña se volvía loca y empezaba a gritar y a desesperarse porque el equipo que venía cómo favorito estaba cayendo con prácticamente todo el público a su favor.

Cuando parecía que se podía venir el empate, una gran jugada entre Lautaro Díaz y Lorenzo Faravelli acabó en la segunda anotación del partido y todo era a festejar.

En las gradas todos se volvían locos. Se abrazaban entre desconocidos, tiraban bebidas por todos lados y otros se emocionaban hasta las lágrimas. En la banca todos los jugadores se abrazaban y ya empezaban a gritar campeones. Se estaba consiguiendo la gran conquista una vez más.

Los minutos transcurrían y los brasileños empezaban a desesperarse y los ecuatorianos a probarse la corona de campeón. El ¡sí se puede! retumbaba en una zona del estadio. Independiente volvía a ser campeón de la Copa Sudamericana.