El acuerdo alcanzado con Jefferson Sierra, quien recibió la autorización médica y arregló su continuidad con la dirigencia de Deportivo Cuenca, antes de reintegrarse a los entrenamientos del equipo, es una señal positiva en el club azuayo, que lucha por tratar de superar la crisis económica provocada por la pandemia del coronavirus.

La situación de los camisetas coloradas en los últimos años no ha sido nada fácil, al punto de haber tenido que vender su complejo deportivo, pero en 2020, con la llegada del coronavirus, el asunto se complicó.

Antes de llegar a un acuerdo, Sierra realizó fuertes denuncias. "Nos deben tres meses (de sueldo). Yo quiero seguir en el equipo, pero no tengo tampoco para pagar el arriendo del departamento, incluso el dueño retuvo un televisor por la falta de pago. No tenía dinero ni para el pasaje de regreso a Cuenca", afirmó.

"En estos días la dirigencia se reunirá personalmente con los jugadores que aún no firman el acuerdo económico para lo que resta de este año. Hay un avance importante en cada caso por lo que se espera que no haya problema en culminar la negociación ya que los jugadores han demostrado su compromiso y profesionalismo al entrenar a la par de sus demás compañeros durante esta semana", señala el club en un comunicado.

El documento añade que "en el caso de no haber arreglo con algún jugador de los que faltan por firmar, la directiva decidió que utilizará ese cupo con otro de la misma posición".

El club azuayo firmó la propuesta que el colectivo Unidas por el Fútbol presentará a la Federación Ecuatoriana de Fútbol para desarrollar la Súper Liga Femenina en un torneo regional cuya fase de clasificación ubicaría a los equipos en cuatro grupos de acuerdo a su situación geográfica. En el caso de Deportivo Cuenca, sería parte del grupo 1 junto a Carneras, Olmedo y L. J. Macas. El documento a ser presentado contiene un protocolo de bioseguridad a seguir desde el retorno a los entrenamientos hasta el inicio de la competencia.