“Mi contrato depende mucho de cómo terminemos la temporada”, expuso Diego Simeone, el entrenador del Atlético de Madrid, en referencia a la clasificación para la Liga de Campeones, un factor aparentemente crucial para su futuro en el equipo rojiblanco, con el que defiende su sitio de la última década entre los cuatro primeros este domingo 29 de enero contra Osasuna, entre el desgaste de ambos por las recientes prórrogas en la Copa del Rey, con desigual desenlace para uno y otro.

Es el único objetivo, indispensable, que le queda al conjunto madrileño en este curso, tras la eliminación del jueves 26 de enero en la Copa del Rey contra el Real Madrid, entre la indignación de una posible segunda amarilla a Dani Ceballos que ha desatado una vorágine desconocida, de otra época, con un comunicado de Miguel Ángel Gil Marín, su consejero delegado, que apuntan a la presión y la influencia arbitral del Real Madrid.

Mientras, entre la polémica, surge lo deportivo, el partido contra Osasuna... Y el futuro del técnico, que ha retomado un lugar relevante en la actualidad del Atlético, porque el propio entrenador lo repuso en la duda en el mismo momento que su equipo fue eliminado de la Copa: “Nos queda la segunda vuelta casi entera para llegar al objetivo que el club necesita y después, con tranquilidad, miraremos todo lo que nos conviene a todos”.

Su continuidad, su lugar durante los últimos once años y medio en el banquillo del Atlético, ya por los 607 partidos y los ocho títulos, más que nadie en los casi 120 años de historia del club, está más en el aire que nunca.