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Los policías tuvieron mucho trabajo para controlar a las personas que querían decirle adiós a Maradona.Juan Ignacio Roncoroni

El cortejo fúnebre de Maradona se perdió camino al cementerio

Los custodios de la carroza tomaron una ruta equivocada, pero finalmente llegaron al lugar donde los restos del Pelusa reposarán junto a sus padres 

El adiós del Diez no podía ser uno más. Aunque la familia de Diego Maradona había pedido una ceremonia íntima, la misión resultaría imposible.

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Y es que el Pelusa desde hace mucho tiempo dejó de pertenecerle a la familia, a los amigos, a Argentina. Diego era del mundo, de los amantes del rey de los deportes, de aquellos que disfrutamos de aquella zurda mágica que podía cambiar la historia de un partido, e incluso de un Mundial.

Por eso a nadie sorprendió que en plena pandemia las medidas de bioseguridad queden atrás en Buenos Aires. Todos salieron a las calles para ver, aunque sea por unos segundos el féretro que contenía los restos del más grande.

Los incidentes no podían faltar y posiblemente esa presión fue la que terminó jugándole una mala pasada a los polícias que guiaron la carroza hacia el cementerio donde Maradona sería sepultado junto a sus padres, Diego y su querida Tota. 

En un momento quienes marchaban adelante tomaron una ruta equivocada y el cortejo los siguió, demorando por unos minutos el arribo al destino.

Incluso ya con su cuerpo inerte el Diez encontró la forma de hacerle una gambeta a la vida. Era como si no se quisiera ir, como si por un momento más deseaba escuchar el cántico que durante muchos años escuchó en los estadios y que el 26 de noviembre lo acompañó hasta su última morada: "Olé... olé... olé... Diego... Diego".