Los argentinos tienen una máxima futbolera para estas ocasiones: no te lo voy a explicar porque no lo vas a entender. Y aplica.

Esta vez, la manera que vivieron la llegada de la selección nacional portando la Copa del Mundo, este martes 20 de diciembre de 2022, escapa de cualquier previsión. Fue algo increíble.

Millones de personas en las calles, tratando de adivinar el recorrido del micro con la única ilusión de mirar por unos segundos, tan solo unos pocos, a los héroes deportivos que devolvieron la gloria mundial a la Argentina y recuperaron la corona para América.

Había un plan. Tenían un trayecto, pero por diversos intereses lo cambiaron. Al final, eso confundió a la gente y solo provocó que varias zonas aparezcan repletas de gente, ilusionadas con estar en el lugar y momentos oportunos.

Y Argentina se volvió un estadio. Con cánticos y alabanzas para los jugadores, una que otra cargada para los rivales derrotados, pero siempre manteniendo la alegría que el fútbol les dio desde el domingo.

A las 4:23, el vuelo AR1915 de Aerolíneas Argentinas que trasladaba a la delegación aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, en Buenos Aires. Un exultante Messi con el trofeo en las manos fue el primero en descender y, poco a poco, el resto de integrantes de la Scaloneta.

En medio de la polémica sobre si se reunirán en algún momento o no con el presidente de Argentina, Alberto Fernández, el único representante del Ejecutivo peronista a los pies del avión fue el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, quien acompañó al titular de Aerolíneas Argentinas, Pedro Ceriani.

No obstante, no hubo ningún saludo protocolario entre autoridades y jugadores.

Tras pisar una cinematográfica alfombra roja, abordaron un autobús descapotable con imágenes de los jugadores, las tres estrellas que desde ahora llevará la camiseta albiceleste y el rótulo “Campeones del mundo”, en el que empezaron a bailar y saltar al ritmo del éxito popularizado durante Qatar 2022 “Muchachos, nos volvimos a ilusionar”, del grupo La Mosca Tse Tse, que les recibió en directo.

Ya, a esa hora, decenas de miles de personas abarrotaron los tres kilómetros que separan el aeródromo del recinto deportivo de la AFA, donde pernoctaron los integrantes de la Scaloneta, horas antes de trasladarse a Buenos Aires para celebrar junto a la hinchada argentina.

Para entonces, numerosos seguidores esperaban a la selección y acompañaron la caravana de traslado de los deportistas hacia la capital argentina. Después de todo, tenían todo el tiempo del mundo porque se decretó feriado.

Y así, un recorrido urbano en autobús permitió que la hinchada pueda ver a sus héroes, esos que les hicieron sufrir en los minutos finales del encuentro de este domingo, antes de estallar en júbilo con el último penalti de la tanda, convertido por Gonzalo Montiel.

Banderas, cánticos, bailes y aullidos de satisfacción inundaron todo el territorio a modo de festejo por la hazaña que llevó adelante la Scaloneta en Qatar, sumando su tercer título, tras los logrados en 1978 como anfitriones y en 1986 en México.

Y, por el ánimo de la gente, la fiesta se iba de largo. Al menos, un día más para los hinchas.

EN HELICÓPTERO TRAS EL ACCIDENTE

Los seleccionados argentinos abandonaron la autopista y continuaron su trayecto en helicóptero. Los recogieron en Villa Lugano para continuar su itinerario en los cielos, luego de haber avanzado tan solo 14 kilómetros en cuatro horas y media.

Además, se tomó esta decisión por seguridad, ya que los hinchas empezaron a perder el control. Por ejemplo, dos de ellos se lanzaron de un puente hacia el bus. Uno de ellos lo consiguió, mientras que el segundo no calculó bien y se fue al piso.