Está pasando la temporada invernal en Ecuador y en los talleres mecánicos crece la cifra de usuarios que buscan realizar la limpieza del tanque de combustible, gasolina y diésel. La principal razón es que sus vehículos empiezan a perder potencia, refieren profesionales.

Si bien en los vehículos fabricados hasta hace una década predominaba el reservorio de combustible de metal y, al realizar la limpieza se hallaban residuos de óxido mezclados con agua, en los automotores modernos, cuyos tanques son fabricados de otros materiales, como carbono, polietileno, entre otros materiales, se detectan ahora residuos de agua con adherentes.

“En nuestro país el combustible no es adecuadamente filtrado, por tanto, en el tanque se va acumulando corrosión mezclada con agua, aunque no mucha, sí se detecta en todos los casos. Por eso es imprescindible limpiar el reservorio, porque la acumulación de agua y otros desechos va afectando el motor, el vehículo pierde potencia y sufre daños que pueden generar gastos extras”, expresa por experiencia el ingeniero Cristhian Zamora.

Con él coincide el mecánico Roberto Bajaña, quien explica que, aunque determinados fabricantes recomiendan realizar la limpieza del tanque cada 50 o 60 mil kilómetros, es aconsejable hacerlo antes para evitar complicaciones.

“La misma suciedad del combustible exige a los propietarios de vehículos que depuren el reservorio en el menor tiempo posible, porque también hay adherentes se que van quedando en el tanque mezclados con residuos de agua”, explica.

Además, indica que lo adecuado sería sanear el reservorio cada vez que se realiza la limpieza de inyectores o el cambio de bomba y filtro del combustible, para que el control del sistema sea completo.

“Hay muchos propietarios de vehículos que realizan la limpieza del tanque después de cada invierno, porque frente a las inundaciones existe el riesgo de que el agua también contamine el tanque”, asegura.

En cuanto al cambio de la bomba y el filtro de combustible, los profesionales refieren que las renovaciones siempre dependerán de las sugerencias que realiza el fabricante del vehículo, pero sí hay casos en que se hacen antes por decisión del propietario del carro o porque se dañó la bomba, aseguran.

Es por eso que explican: “Si se trata de un filtro sumergible, como lo tienen algunas marcas, se lo debe cambiar cada 70.000 kilómetros y el externo se recomienda renovar cada 10.000 kilómetros. En cuanto a la bomba, en nuestra sociedad se la cambia cuando ya se daña, pero debe hacérselo en la misma fecha que se renueva el filtro”.

Cualquiera sea el modelo del carro, expertos recomiendan realizar la limpieza del tanque de combustible en el tiempo adecuado para evitar molestias como pérdida de potencia del motor, por la contaminación del sistema desde el reservorio.