Motores de vehículos electrónicos, con el moderno sistema de inyección directa por conducto común (CRDI, por sus siglas en inglés), son los más afectados por la contaminación del diésel, combustible subsidiado por el Estado, que al no llegar limpio al carro afecta sus componentes y cuya reparación puede resultar onerosa.

Es la conclusión de Indira Fares Cantos, responsable de una empresa que da servicio de mantenimiento y limpieza a sistemas de inyección en Guayaquil. Ahí repara desde motores de autos hasta los de barcos y de compañías. La empresaria considera que, por la calidad del combustible, comprar un vehículo a diésel con el objetivo de ahorrar puede ser no tan real.

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Y pone el ejemplo de un usuario que hace pocas semanas debió gastar sobre los 2.000 dólares para reparar las piezas de una camioneta moderna, de una reconocida marca global, que a los ocho meses ya presentó desperfectos. Tenía dañadas las toberas, que son la vida del inyector; se le afectaron las bobinas y las válvulas de aguja; además, la bomba, piezas que, por el agua, no lubrican, se empiezan a forzar y se van dañando.

“El combustible tiene sus componentes especiales que mantienen las piezas lubricadas, pero cuando entra agua o suciedad, estas se empiezan a gastar de manera acelerada, producen residuos de metal, que se incrustan en las piezas de la bomba. Por ejemplo, los inyectores se pegan y ahí el perdedor es el usuario que al comprar un vehículo a diésel creyó que iba a ahorrar”, explica la empresaria.

El diésel contaminado, en el que se detectan impurezas, sobre todo agua, hace que se desgasten las piezas y por tanto se dañen. Por ese motivo, su principal recomendación es cargar combustible en lugares seguros para cuidar el motor del carro.

“En ciertos locales de distribución de diésel no se da el adecuado mantenimiento a los reservorios o por las lluvias ingresa agua a esos sitios, sin que muchas veces los propietarios hagan conciencia de una limpieza adecuada”, sostiene.

Pero el cliente puede prevenir a su vehículo de un daño si cuida el motor con mantenimientos regulares, en los que debe cambiar el filtro y colocar aditivos necesarios. Cuando eso sucede lo que gastaría el propietario de camión pequeño, por ejemplo, es un promedio de 200 dólares por la lavada de inyectores y limpieza de bomba.

Uno de las primeras alertas que evidencian que algo anda mal con el sistema a inyección es que el carro expulsa mucho humo negro, consume más combustible del indicado, y al encenderlo y rodarlo no desarrolla bien, e incluso, aunque no siempre, puede cascabelear, explica Lenin Mieles, mecánico con tres décadas de experiencia.

Sucede porque cuando se contaminan las piezas con el diésel malo, se obstruyen los filtros, se tapan los inyectores y puede dañar el motor, explica el profesional, e indica que la reparación para un vehículo antiguo puede costar 600 dólares, pero para uno electrónico por lo menos llega a los 2.000 dólares.

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