Los humanos son la única especie conocida que produce lágrimas debido a sus emociones; sin embargo, no son los únicos seres vivos que las secretan. Por ejemplo, la expresión "lágrimas de cocodrilo", que se refiere a la falsa muestra de emoción de una persona, proviene de la misteriosa tendencia de los cocodrilos a soltar lágrimas mientras comen.

A pesar de esto, un nuevo estudio publicado en Frontiers in Veterinary Science, encontró que las lágrimas de reptiles y aves no son tan diferentes de las nuestras. En un nivel de moléculas y composición química, las secreciones lacrimales de los humanos y animales, son similares.

Aprender cómo y por qué otros animales producen lágrimas podría ayudar a los investigadores a desarrollar mejores tratamientos para los ojos crónicamente secos, dijo al The New York Times la autora principal del estudio, Arianne Pontes Oriá, veterinaria de la Universidad Federal de Bahía (Brasil).

Estudios anteriores han examinado las lágrimas de mamíferos, incluidos perros, caballos, camellos y monos, pero el nuevo estudio examinó las lágrimas de una fauna un poco menos identificable, de acuerdo a National Geographic. 

Los investigadores recolectaron lágrimas de siete especies: lechuzas, guacamayos azules y amarillos, halcones de carretera, caimanes de hocico ancho, y tortugas bobas, carey y verdes. A modo de comparación, Oriá y su equipo también recolectaron lágrimas de diez seres humanos.

El nuevo estudio encuentra que incluso las lágrimas de reptil siguen la misma fórmula básica que las nuestras: moco, agua y aceite. Suspendidos en esa solución acuosa también hay electrolitos salados, urea y proteínas.

“Aunque las aves y los reptiles tienen diferentes estructuras que se encargan de la producción de lágrimas, algunos componentes de este fluido están presentes en concentraciones similares a las que se encuentran en los humanos”, dice Oriá en un comunicado. "Pero las estructuras cristalinas están organizadas de diferentes formas para garantizar la salud de los ojos y el equilibrio con los distintos entornos”.

Con la ayuda de 65 animales cautivos y 10 personas, los investigadores utilizaron pequeñas tiras de papel absorbentes para recolectar muestras de lágrimas de manera humanitaria.

Todo el proceso se reduce a lo que es mejor para los pacientes. Independientemente de la cantidad de lágrimas que estén dispuestos a ofrecer, dijo Oriá, "las respetamos, aunque sea solo una pequeña cantidad".

Algunas de las diferencias fueron sutiles: las lágrimas de los reptiles y las de las aves tienen concentraciones ligeramente más altas de electrolitos como el sodio. Oriá le dice a National Geographic que esta variación puede ser para ayudar a proteger sus ojos de la inflamación causada por su entorno, que para los reptiles acuáticos y las aves en el estudio a menudo es aire o agua en movimiento rápido.

Las lágrimas de caimán fueron notablemente duraderas, y aunque los investigadores aún no están exactamente seguros de por qué, Oriá dice que puede deberse a proteínas agregadas presentes en las lágrimas, según National Geographic. Las lágrimas de los cocodrilos permiten que pasen sin parpadear hasta dos horas seguidas.