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Contaminación. El ruido que rodea los centros educativos genera una influencia negativa en el aprendizaje.Pexels

El ruido del tráfico afecta la atención y la memoria

La contaminación acústica por la circulación del tránsito influye en el desarrollo cognitivo de niñas y niños expuestos en los centros educativos

El ruido procedente del tráfico rodado es un enorme problema en las ciudades, de eso no hay duda. Sin embargo, aunque se sabe desde hace tiempo que es uno de los factores ambientales que más afecta a la salud de los adultos, las evidencias sobre sus consecuencias en los más pequeños todavía son escasas.

Ahora, un estudio realizado en 38 centros escolares de Barcelona, que contó con la participación de 2.680 niños y niñas de entre siete y diez años de edad, sugiere que estos sonidos en los colegios tienen un efecto perjudicial sobre el desarrollo de la memoria de trabajo y la capacidad de atención del alumnado de primaria.

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Los resultados de esta investigación, enmarcada en el proyecto BREATHE y liderada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación ‘la Caixa’, se han publicado en la revista PLoS Medicine.

El equipo se centró en dos habilidades que se desarrollan con rapidez en la preadolescencia y resultan esenciales para el aprendizaje y el rendimiento escolar: la capacidad de atención (que hace posible, entre otros procesos que atendamos a estímulos específicos de forma selectiva) y la memoria de trabajo (que nos permite mantener y manipular información en períodos cortos de tiempo).

“Entre los resultados principales observamos que los niños y niñas que iban a escuelas con mayor ruido de tráfico tenían un desarrollo cognitivo más lento durante ese año que aquellos de centros más silenciosos”, explica María Foraster, primera autora del trabajo.

Por otro lado, dentro del aula se observó también que el ruido de tráfico más fluctuante, es decir, con muchos picos y valles, tenía un efecto mayor en dichas funciones cognitivas. Los resultados son coherentes con las pruebas sobre el ruido de los aviones en las escuelas, que muestran que los niveles más altos repercuten en la comprensión lectora y la hiperactividad.

“Estos sonidos son un efecto secundario de la vida moderna. No se habla lo suficiente de que es perjudicial para la salud y el bienestar. Podría decirse que su influencia en el aprendizaje de los alumnos en las escuelas es el peor daño del ruido ambiental”, apunta Trevor Cox, catedrático de Ingeniería Acústica de la Universidad de Salford (Reino Unido), en declaraciones al SMC Reino Unido. “Esto se debe a que cualquier falta de rendimiento es perjudicial para la salud y el bienestar del resto de vida de los estudiantes. Abordar el tema del ruido es especialmente importante para la igualdad, porque las escuelas de las zonas desfavorecidas suelen estar en lugares más ruidosos”, añade.

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Durante 2012 y 2013 los menores de entre 6 y 10 años realizaron cuatro veces los test cognitivos. El objetivo de estas pruebas era estudiar también la evolución de ambas habilidades a lo largo del tiempo. En paralelo, se efectuaron mediciones de ruido tanto en el exterior de las escuelas participantes como en los patios y en el interior de las aulas.

Los resultados muestran que, transcurrido el año de estudio, la progresión de la memoria de trabajo, de la memoria de trabajo compleja y de la capacidad de atención fue más lenta en alumnos y alumnas que asistían a escuelas con mayor ruido de tráfico.

En el análisis del ruido externo, tanto un mayor nivel medio como una mayor fluctuación en los niveles en la escuela se asociaron con una peor evolución en los resultados del alumnado en todas las pruebas.

Ruido en casa, menos dañino

El equipo comparó los resultados con lo que podía pasar en los hogares de los menores. Partiendo del mapa de ruido de tráfico rodado de la ciudad de Barcelona del año 2012 se estimó los niveles medios en el domicilio de cada participante. Sin embargo, en este caso no se observó relación alguna con el desarrollo cognitivo. “Esto podría deberse a que la exposición al ruido en la escuela es más perjudicial porque afecta a ventanas vulnerables de concentración y a procesos de aprendizaje. Además, mientras que en los centros escolares se efectuaron mediciones de ruido, en los domicilios se realizaron estimaciones que podrían ser menos precisas y que únicamente reflejaba el exterior, algo que también podría haber influido en los resultados”, señala la experta española. El equipo científico subraya la necesidad de realizar nuevos estudios sobre el ruido de tráfico rodado en otras poblaciones para determinar si estos primeros resultados son extrapolables a otras ciudades y contextos.