Puede llamarse Tony o Firulais. Es lo de menos, lo que importa es que la suya podría ser la historia de un perro muy querido, pero que se ha perdido. Una situación que se suscita hasta siete veces en el día en Guayaquil. Por lo menos es lo que ha estado ocurriendo en estos 175 días de lo que va de este año.

Así lo determinan las cifras que recoge un informe presentado por el colectivo Rescate Animal, en su programa ‘Alerta, me perdí’, que menciona que en estos casi seis meses se han extraviado 1.269 animales de compañía.

Pero entre tantas pérdidas, es posible encontrar un acompañamiento solidario y hasta una reacción de búsqueda. Esto se concreta en las redes sociales. “Hace poco perdí a mi Sofi, lo publiqué en una de esas redes sociales”, dice Stefania Mendoza, “estuvo perdida desde el domingo por la noche y la recuperé el miércoles por la tarde”.

El milagro ocurrió gracias a que esta guayaquileña publicó su anuncio en ‘S.O.S Perros Perdidos Encontrados Guayaquil’. “Alguien nos llamó y nos devolvió a Sofi”.

No siempre estas historias terminan con un final feliz, dice Johana Guzmán, una guayaquileña que asegura que hay por los menos unos 30 sitios en las redes sociales en los que se cuelgan los avisos de las pérdidas de animales de compañías. Ella es una de las personas que cuelga avisos cuando por su sector aparece un animal extraviado.

Según la información que maneja la Fundación Rescate Animal, durante el primer semestre del 2021, de los 1.262 animales perdidos, solo 292 regresaron a su hogar. Es decir, unos 1.000 perros se volvieron callejeros. “Esto sin contar las hembras que se reprodujeron, ya que solo el 20 % de los animales declarados perdidos estaba esterilizado”, se menciona en el documento.

Según Peggy Artieda Jaramillo, miembro del Club Basset Hound y organizadora de eventos relacionados con las mascotas, las historias con finales felices son reconfortantes. “Hace tres años se extravió una perrita, se difundió su característica y le hicimos seguimiento hasta que logramos recuperarla”.

Ella narra que los diferentes clubes abren en sus sitios de las redes sociales un ítem destinado a denunciar animales de compañía perdidos. “Es una especie de alianza que permite pasar de un sitio a otro los avisos. Los colgamos en Facebook y los colocamos en los estados del WhatsApp. Todos apoyamos”, dice Artieda, quien también está de acuerdo con el pensamiento de Johana Guzmán, de que alguien asuma el oficio de detective de mascotas perdidas.

Tal como el caso de Sun Jinrong, el detective chino, único del país y de los pocos en el mundo, quien desde que empezó en este negocio, hace diez años, ha logrado reunir a un millar de mascotas con sus dueños.

Sus clientes pagan unos 1.130 dólares por los servicios de su compañía con sede en Shanghái, en la que trabajan diez personas. Para sus búsquedas, emplea detectores de calor, minúsculas cámaras de vigilancia y dardos con tranquilizantes para su misión: encontrar al gato de la casa y terminar con la angustia de su propietario.