Todos tenemos un propósito por cumplir en esta vida, uno que forma parte del aprendizaje, evolución y crecimiento del alma y constituye el sentido mismo de la vida. Aun cuando el paso por este mundo sea muy corto, apenas de unos pocos días, hay un sentido único y especial en esa familia y en ese bebé.

Lo primero es entender que el propósito o vocación y la misión del alma no son la misma cosa, aunque están conectados e interrelacionados. El primero es la experiencia que nos permite sentirnos útiles, nos llena y nos hace felices y está impulsada por la personalidad o ego, el yo, que es la idea de quiénes somos y qué debemos hacer.

A lo largo de la vida, es posible vivir muchos y variados propósitos o vocaciones, pero todos están relacionados con la misión del alma. De tal manera que una persona puede sentirse plena y feliz con una vocación y, luego de unos años, cuando siente que ya cumplió su cometido, cambiar hacia otra completamente distinta. Comienza así una nueva etapa de vida.

El propósito hay que saberlo, no tiene por qué ser único ni especial. Pero sentirse útil y pleno al dar rienda suelta a la vocación ayuda en la evolución y crecimiento en la misión del alma. De allí que seguir una carrera solo por el beneficio económico o porque es la tradición familiar puede llevar a un gran vacío e infelicidad.

La misión del alma es el camino de crecimiento, es un viaje hacia el potencial. Existe un propósito general y común a todos: corregir, aprender crecer, restaurar el amor en nosotros y ser uno con el todo, llámese Dios, Universo o energía divina.

Emprender el viaje

El propósito de vida y la misión del alma se complementan y favorecen la evolución personal. Para emprender el viaje hacia nuestro potencial y realización es necesario cultivar lo siguiente:

• Autoconocimiento: aceptarse y amarse.
• Autorresponsabilidad: que implica compromiso con uno mismo.
• Experimentar: dejar atrás hábitos y tendencias confirmados para alcanzar todas las posibilidades y potenciales.

La astrología, el medio

• Si hay una herramienta efectiva para ayudar a reconocer la misión del alma, esa es la carta natal. Al interpretarla se interpretan también los elementos que componen la vida y aquellos aspectos en los que debemos evolucionar. Se accede, por así decirlo, a un mapa estelar en el que están impresos los símbolos que permiten descifrar la razón por la que estamos aquí.
• A través del estudio de los nodos lunares que, en astrología, se relacionan con nuestras lecciones (karma) y en los que se simboliza el pasado (nodo sur) y el presente y futuro (nodo norte); y el Medio Cielo (que simboliza lo que queremos alcanzar en esta vida, como ambiciones, vocación, carrera o profesión), es posible conocer los talentos que hay que aprovechar y lo que ha quedado pendiente, lo que debemos reparar y las tareas que nos permitirán sentirnos realizados y que darán un mayor sentido a la existencia.
• La carta natal se convierte así en una brújula con la que se hace posible renovar el propio camino. Los planetas manifiestan secretos y desafíos de acuerdo a la configuración que marca la fecha de nacimiento.

Tenga en cuenta

La misión del alma se asocia más a lo que logramos producir en otros que al beneficio exclusivamente personal, material o económico.

* Terapeuta y Reiki master.

Instagram: @alejandragomezmayol