Cuando Galo Paul González, más conocido en el mundo del arte como GAPA, volvió a exponer en un museo sintió una mezcla de sentimientos. Allí, en el Presley Norton, donde inauguraba su muestra ‘Plenitud-GAPA Artist’, no pudo olvidarse de sus amigos, aquellos que como él soñaban con volver a conectarse físicamente con el público, pero que murieron antes de ver sus proyectos cristalizados.

Con uno de ellos, en la época que comenzaba la pandemia y cuando el encierro los llevó a crear y mostrarse desde lo virtual, había planeado una exposición. No pudo hacerla.

Por eso, para GAPA esta muestra es un tributo a los artistas que se llevó la COVID-19 y una manera de agradecer que él pudo cumplir su sueño.

La mayor parte de plumillas, una treintena, tomaron vida precisamente durante del encierro. En una de sus obras se muestra a él mismo, con mascarilla y sin ella. Quería evidenciar lo que les pasó a muchos, que se descuidaron en su aspecto físico y también en la salud. La mascarilla lo ocultaba, pero ya sin ella se veía a un GAPA con barba y algo desaliñado.

Sus trabajos reflejan también aquellos días en que el patio de la casa de su suegra, Elizabeth López, cada mañana se posaba un grupo de pájaros, sobre los cordeles de la ropa o en las macetas.

Le extrañaba que no se asustaran al verlo y que parecían posar para él. Por eso un día decidió dibujarlos. Había de todos los tamaños, incluso un gallinazo al que le puso sangre en su pico. “Fue una época, en que por la pandemia, hubo mucho mortandad”, cuenta este artista guayaquileño de 44 años.

Y en sus plumillas no podía dejar de lado la corrupción. Sentía rabia cuando conocía lo que ocurría alrededor del dolor: el negocio que crecía a costa de la vida.

Para GAPA, esta es su cuarta exposición, en una pasión que para él comenzó cuando tenía cinco años, en que plasmaba sus ideas en papeles, paredes y hasta en el piso. Tiempo después comenzó a estudiar para conocer técnicas del arte.

Ahora espera llevar esta muestra a otros espacios, mientras sigue creando y espera en un momento volver a vivir la experiencia de compartir sus obras con más personas en un museo, sin distanciamiento y con camaradería. Por ahora, lo hace con aforo limitado y sabe que por un tiempo aún deberá difundir su obra en lo virtual.