Muchos pacientes acuden a consulta por el crecimiento de lo que describen como una 'carnosidad' o 'tela' en el ojo. Es una molestia que va más allá de la parte estética, pues se presenta con síntomas como ardor, hiperemia (aumento de flujo sanguíneo), sensación de cuerpo extraño y lagrimeo, llegando incluso a producir alteraciones de la superficie de la córnea, lo que trastoca la visión.

La doctora María Antonieta Dieb de Corredores, especialista en Oftalmología, explica que esta 'carnosidad' no es otra cosa que el Pterigion, una degeneración hialina de la conjuntiva que ocasiona su crecimiento anormal y puede presentarse en uno o los dos ojos. Es producida por la exposición directa a los rayos solares, al polvo y al aire fuerte sobre el globo ocular.

La especialista explica que se trata de una patología muy frecuente que, aunque afecta y molesta a los más jóvenes, también puede estar presente en personas mayores de 40 años.

"Nuestra población suele confundir como catarata este signo oftalmológico, pero en realidad su nombre es Pterigion", explica la profesional, quien además es docente.

Los hombres son los más propensos a presentarlo, especialmente si existe el factor hereditario. En las mujeres depende de su actividad y exposición a rayos solares, además de la genética. "Generalmente las personas que realizan sus actividades laborales al aire libre como conductores de vehículos, profesionales y maestros de la construcción, obreros expuestos a químicos, entre otros, son los que más concurren a las consultas oftalmológicas por esta enfermedad", explica la doctora Dieb.

¿Qué hacer? Primero hay que tratar de solucionar el problema con tratamiento oftalmológico medicamentoso. Pueden utilizarse gotas lubricantes y antiinflamatorias, estos últimos por corto tiempo y las lubricantes pueden aplicarse en forma más prolongada. Si no cede, la cirugía es la solución definitiva.