Bianca Dager
Estar desde hace diez años impulsando proyectos ecoamigables con Premios Verdes la ha llevado a valorar el diseño sostenibleCARLOS KLINGER

Bianca Dager: "el mejor negocio es la sostenibilidad"

La exviceministra de Ambiente se enfoca en impulsar prácticas sostenibles en empresas y también en la moda

No hay asunto ambiental o de sostenibilidad en Ecuador en el que no esté involucrada Bianca Dager Jervis. Su ímpetu por generar las transformaciones que el planeta necesita la ha llevado a varios espacios de acción, y a poseer un currículum que resulta difícil de resumir en pocas líneas.

Es cofundadora de Premios Verdes, un movimiento social y ambiental del país nacido hace diez años. Pasó también por una de las carteras del Estado, al haber sido viceministra y ministra subrogante de Ambiente. Asimismo, fue la directora de Ambiente de Guayaquil, desde donde impulsó ordenanzas en reciclaje. También fue gerente general de la primera empresa pública de innovación y emprendimiento de la ciudad (Épico).

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Y como si fuera poco, obtuvo el primer récord Guinness para el Ecuador por reciclaje de botellas plásticas en la ciudad de Quito.

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“Me gusta generar noticias positivas. Yo quiero seguir viviendo en Ecuador, quiero seguir invirtiendo aquí, y que mis hijos y mi familia se queden aquí. No me quiero ir”, confiesa.

Eso ha hecho que se enfoque en lanzar otros proyectos, como Weya, un evento de moda ética y sostenible que se realizó en diciembre del año pasado en el Puerto Principal. Y el más reciente, Setenta-treinta, en pro de impulsar la sostenibilidad como propósito en juntas directivas de empresas. De esa manera aporta con su grano de arena a una sociedad más sostenible.

Bianca Dager
Bianca  cada vez busca más formas para impulsar la sostenibilidad en el país.CARLOS KLINGER

Sus miradas a las empresas

Poder impulsar la sostenibilidad dentro de cada espacio en el que está, la llevó a especializarse en juntas directivas con propósito en la Universidad de las Américas.

Como consecuencia ha lanzado el proyecto Setenta-treinta, basado en asesorías que agreguen valor a las empresas.

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Aunque el nombre parecería un juego de palabras, explica que “cuando uno se enfoca en cuidar el 30 por ciento del planeta, se transforma el otro 70 por ciento. Lo mismo puede ocurrir en una empresa”. Y añade: “Por eso mi mirada de sostenibilidad no solo es desde la naturaleza, sino de hacer ver que ese es el mejor negocio porque permite adelantarse a posibles riesgos”.

Pone como ejemplo la bioeconomía, la cual tiene como principios la cadena de reutilizar, reparar y reciclar en los procesos de producción y consumo de una compañía.

Las nuevas generaciones van a tener que crear economía con menos recursos naturales en comparación con nosotros. Hoy sabemos que el agua no es infinita, por ejemplo. Ante eso hay que capacitarnos, tener planes de transición adecuada, y estar conscientes de los cambios desde nuestras trincheras”.

Asimismo, su reto para este 2024 es incentivar la participación de más mujeres en directorios. El ser mentora de Women4Climate y el hecho de rodearse de mujeres que lideran diferentes industrias, la motiva a seguir promoviendo la equidad de género. “No pueden estar las mismas de siempre. Yo creo en la diversidad y nuestro reto como mujeres es seguir abriendo camino a las que vienen de territorios y bagajes distintos”, enfatiza.

Dejando huella en la moda

Estar desde hace diez años impulsando proyectos ecoamigables con Premios Verdes la ha llevado a valorar el diseño sostenible. “Yo no creo en las tendencias, mi ropa es de lo más versátil que pueda haber... Prefiero las prendas cuyo propósito vaya más allá de que se vea bonito”, sostiene.

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Lo que dice es congruente con lo que hace, y eso la llevó a crear Weya, el primer evento de moda ética, que ya tuvo su primera edición. “El propósito es redefinir el lujo a través del consumo de prendas con identidad y herencia ancestral ecuatoriana”, dice.

Esto le permitió tejer comunidad con diseñadores y artesanos de diferentes rincones del país, en pro de visibilizarlos y capacitarlos con modelos de negocio.

La fibra de banano y tejidos de Otavalo o de la Amazonía son, entre otros, los materiales que terminan en joyas, indumentarias o accesorios, con los que Bianca invita a voltear la mirada.

“Reconectarnos con nuestra identidad no solo es mirar al pasado sino con la globalidad que hoy valora la cultura. Y como Ecuador, tenemos mucho que mostrar”, concluye.

  • Puertas adentro 

¿Cómo fue su infancia?

Crecí en el barrio de Urdesa. Aunque también pasaba tiempo en haciendas. Por el lado de los Dager eran cacaoteros y cañeros.

¿Cuál fue su primer contacto con la sostenibilidad?

 Fue en el último año del colegio, a través de trabajos comunitarios con desechos.

¿Su propósito?

 Todo lo que hago es para generar cambios.

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