
Turismo de parto para lograr nacionalidad ‘gringa’
De china, Corea del Sur, Turquía, Nigeria, Este de Europa y Latinoamérica son las principales clientes de las empresas que promueven el turismo de nacimiento, que hoy es un boom. Pero si desglosamos este estudio divulgado por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de Estados Unidos de Norteamérica, las mujeres venezolanas encabezan la lista de latinoamericanas, seguidas de las brasileñas y las féminas colombianas.
En Ecuador, SEMANA conversó con dos madres que “pensando en un mejor futuro para sus hijos”, según ellas dicen, prefirieron dar a luz a sus bebés en Norteamérica.
En el caso de Diana Guevara, escogió Nueva York porque allá vive su mamá desde hace muchos y la podría acompañar durante los dos meses en que se hacía el papeleo para legalizar la situación de su hijo y regresar a Ecuador. Ella y su esposo, un empresario que había investigado mucho sobre el tema, decidieron contratar a una empresa para que se encargase de los servicios médicos y el trámite. Así fue que Miguel Andrés, el segundo hijo de esta pareja, nació hace ocho meses a través de una cesárea programada. Si les preguntamos a Diana y su esposo sobre el gasto total, ellos dicen que por lo menos 12 mil dólares les costó el alumbramiento y trámites de su hijo menor.
Pero el caso de Pamela, quien viajó a Miami hace apenas tres semanas, fue un poco más dramático. Ella no quiso contratar a ninguna empresa para que la asesorara, porque imaginó que se trataba de una estafa y porque sus amigos en Estados Unidos le habían contado que allá accedería de forma gratuita a todos los servicios médicos.
Cuando ella y su pareja llegaron a uno de los hospitales públicos de Miami para hacerse su último chequeo, le dijeron que podía ser atendida si se trataba de una emergencia, pero que el hecho de que el Estado cubriera el costo de nacimiento de su hijo podría causarle graves problemas migratorios.
Entonces, esta mujer de 29 años desesperada empezó a buscar una aseguradora para en cuestión de días poder alumbrar a su bebé en tierras americanas, sin que esto afectase su estatus migratorio o ponga en peligro la nacionalidad de su hijo.
Según su testimonio, esta novedad la puso a correr, pedir que le envíen dinero desde Ecuador y lograr cubrir un seguro que “no es precisamente barato”, según Pamela. Su pequeño Beck nació hace unos días y su papá ya empezó a hacer el trámite para sacarle a su bebé el tan ansiado pasaporte americano para regresar a Guayaquil.
Un negocio redondo
El turismo de partos es indudablemente un negocio, ya que cuenta con empresas que se benefician de la entrada de mujeres extranjeras, que vienen principalmente de China, Corea del Sur, Turquía, Nigeria, el Este de Europa y países latinoamericanos.
Estas mujeres son aconsejadas por compañías como USA BabyCare o AsiamChild, que ofrecen alojamiento a las madres y sus familias antes, durante y después del nacimiento. Estas empresas se encargan de vender la idea de que EE. UU. es el lugar idóneo para garantizar un futuro mejor para sus hijos, cuenta la ecuatoriana Diana Guevara, que accedió a este servicio. Ella cuenta que “ofrecen paquetes maternales de entre $ 5.000 y $ 50.000, que incluyen desde servicios hospitalarios hasta hospedaje, comidas y niñeras, así como asesoramiento para conseguir el pasaporte del recién nacido y poder regresar al país de origen uno o dos meses después del parto”.
Conseguir que sus hijos nazcan allá conlleva toda una planificación. En EE. UU. no se prohíbe que una madre extranjera tenga su hijo en territorio estadounidense, pero no se permiten falsas declaraciones al momento de pedir una visa, explica María Luz Rodríguez, politóloga latina en Estados Unidos. No todo el mundo puede costearse un viaje y una estancia de varios meses para cumplir el sueño de dar a luz. Por eso, las empresas que se benefician de este tipo de turismo, aconsejan a las mujeres que no viajen pasado el sexto mes de embarazo y que disimulen su estado de gestación con ropa holgada, para que puedan acreditar que el motivo de su visita es por placer o trabajo, pero nunca para dar a luz.
Decimocuarta enmienda
Este turismo se promueve gracias a la decimocuarta enmienda de la Constitución vigente en EE. UU. y en Canadá, que son los únicos países que siguen ofreciendo este derecho basado en la doctrina jus soli (derecho del territorio, en latín).
Esta enmienda establece el derecho automático a la ciudadanía estadounidense para cualquier bebé que nazca en EE. UU., sin importar el estatus migratorio de los padres. Según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud, en 2010 nacieron en Estados Unidos casi 7.800 niños de madres que declararon vivir en el extranjero, lo que representa un 55 % más que en el 2000. Un número poco representativo, sin embargo, de los 4,3 millones de nacimientos que se registran anualmente y del que, además, resulta difícil desglosar los casos que se enmarcan dentro del turismo de partos.
Pero esta situación que ha beneficiado a muchos no tiene contentos a todos los estadounidenses. De hecho el candidato republicano Donald Trump quiere abolirla y cuenta con el apoyo de legisladores de cinco estados con los que en los últimos meses ha hecho campaña para negar la ciudadanía a cerca del 8 % de los bebés que nacen en EE. UU., o los llamados peyorativamente ‘bebés ancla’, que son hijos de inmigrantes con estatus migratorio ilegal.
Es tan alto el número de latinos en EE. UU. que de acuerdo con la Oficina del Censo, se estima que para el 2050 el número de estadounidenses de origen hispano se triplicará, llegando a alcanzar el 30 % de la población total del país, donde uno de cada tres ciudadanos será de origen hispano.
Los Ángeles, El Paso y Miami son las ciudades favoritas
Los Ángeles, concretamente el Valle de San Gabriel, se ha convertido en el epicentro del turismo de partos; pero hay dos puntos más: El Paso en Texas y por supuesto Miami, el destino favorito de las mujeres latinas.
La mayoría de las parturientas proceden de China y Corea. De hecho hay empresas que solo brindan el servicio a asiáticos (AsiamChild), que buscan conseguir las mayores ventajas para sus hijos y también, de forma indirecta, para ellos, pues con la nacionalidad estadounidense de sus bebés garantizan su acceso a escuelas y universidades del país y además, al cumplir los 21 años, sus hijos podrían solicitar permisos de residencia para los padres.
Un impulso a la economía
Ernesto Cárdenas, uno de los doctores y directores de la compañía Tener Mi Bebé En Miami, explica que viajar a esta ciudad con la meta de comprar, invertir y tener hijos impulsa la economía estadounidense, porque “en el sitio web Ser Madre en Miami hay recomendaciones de agentes inmobiliarios locales, abogados, fotógrafos, asistentas del hogar, servicios de estética y profesionales que pueden ayudar, también, con la compra de la canastilla. Todos hablan español fluido”. Esos son servicios adicionales al acompañamiento médico que realizan los galenos y enfermeras antes, durante y después del parto, pues “vale recordar que la inversión total puede variar porque es necesario permanecer hasta que el bebé tenga dos meses de vida”, finaliza el experto.
“Completamente legal”
Rodolfo Gámez, portavoz de Doctores Para Ti, una clínica que ofrece estos servicios en El Paso, Texas, defiende que dar a luz en Estados Unidos siendo extranjero es “completamente legal”.
“Ninguno de nuestros pacientes es un inmigrante ilegal, que parece que esa es la polémica ahora; confunden el ‘turismo de maternidad’ con la gente que entra de manera ilegal para tener sus bebés aquí”, explica.
Su clínica pide la documentación para comprobar que entraron al país legalmente, y sus pacientes pueden acreditar en la frontera que tienen solvencia económica pagando de antemano los servicios que van a recibir. En este caso $ 5.450 por un parto natural y $ 7.065 por una cesárea.
En el año 2014, las pacientes de su clínica procedieron de México (en un 41 %), Venezuela (22 %), Nigeria (16 %) e Irlanda (6 %).
En la mira de las autoridades
Cada vez es mayor el número de quejas destinadas a los ‘hoteles maternales’ de California (apartamentos que cuentan con zonas privadas y comunes donde residen las madres que quieren dar a luz en EE. UU.). Aún no hay ninguna medida que controle el turismo de partos. No obstante, estos hoteles están en el punto de mira de las autoridades, que se preocupan de que no haya estafas como la que tuvo lugar en Chino Hills donde, según una larga investigación de la cadena de noticias BBC, una casa particular de seis habitaciones fue subdividida en 17 cuartos con sus 17 baños.
Preguntas frecuentes
- Si piensa hacerlo por su cuenta, viaje preparado
María Luz Rodríguez es politóloga y experta en inmigración. Ella explica que tener un bebé en Estados Unidos no solo trae beneficios, pues a veces por desconocimiento los migrantes sufren graves consecuencias. Por eso, ella recomienda que para evitar problemas hay que tener un seguro médico o pagar del propio bolsillo los gastos médicos derivados del nacimiento.
“En muchas ocasiones, los papás extranjeros no saben de este requisito y cuando llega el momento del parto acuden al hospital. Allí, si ven que carecen de seguro médico, atienden a la parturienta igual. Se le asigna un trabajador social y el recibo por el nacimiento; si los padres del bebé que están en EE. UU. con visa de turistas no pagan el parto, lo cubre Medicaid de Emergencia, un seguro gubernamental que solventa los gastos médicos de los estadounidenses más pobres y de ciertos extranjeros como residentes permanentes legales en casos muy concretos, refugiados y asilados”.
Pero aquí es donde se origina el problema, indica María Luz, pues al ocasionar un gasto a las arcas públicas americanas en calidad de turista, nuestro estatus migratorio se ve afectado.
- Consecuencias de no pagar por los gastos del alumbramiento
En primer lugar, la visa puede ser revocada o cancelada. Para entender esto hay que recordar que una de las principales condiciones para que se conceda la visa es probar que no se va a ser una carga pública para el gobierno americano. Y al dejar sin pagar una factura médica a la que debe hacer frente Medicaid se ha hecho precisamente eso. Por lo tanto, es muy posible quedarse sin visa, explica la experta.
Además, puede que el titular de la visa no se entere de que esta ha sido cancelada hasta que intenta entrar de nuevo a Estados Unidos y se encuentra con problemas en la aduana y que no se le permite la entrada. Asimismo, puede suceder que cuando se va al consulado a renovar la visa, se niegue la solicitud.
Hay que recordar que en los papeles para pedir la renovación se pregunta explícitamente por familiares americanos sin importar donde radican en la actualidad, y allí hay que poner el nombre del hijo nacido allá.
Si se miente, puede que se obtenga en un principio la renovación, pero pueden surgir los problemas más tarde, como al renovarle el pasaporte americano al hijo o muchos años más tarde cuando este cumpla los 21 años y quiera pedir a sus papás los papeles de la tarjeta de residencia.
Para Rodríguez, nunca se debería mentir porque puede tener consecuencias graves. Además de las razones éticas está el hecho de que los consulados cuentan con oficiales antifraude y las computadoras cruzan diversas bases de datos descubriendo pronto a los mentirosos, a quienes se negará la visa, posiblemente de por vida.
- ¿Es posible arreglar el problema pagando más tarde a Medicaid?
No es posible. María Luz dice que mucha gente intenta esto cuando se encuentra con el problema entre las manos. Pero Medicaid simplemente no tiene establecido un trámite para recuperar el dinero en estos casos, solo cuando ha habido un fraude.
A consecuencia de ello, esa deuda queda siempre ahí pendiente y puede ser el origen de muchos disgustos relacionados con rechazos de visas y otras peticiones migratorias.
- ¿Qué hacer para evitar estos problemas?
Viajar siempre con un buen seguro médico o con dinero suficiente para hacer frente a los gastos sanitarios. Es muy importante tener en cuenta que los gastos médicos en Estados Unidos son altísimos y que un parto sin complicación alguna puede costar varios miles de dólares.
Si pagó por el parto, es muy recomendable que lleve consigo las facturas siempre que viaje a Estados Unidos. Si surge un problema en la aduana por este motivo, conviene tener a mano la justificación del pago.
Además, para evitar problemas migratorios, de consulados o de aduanas, la persona no debe quedarse más tiempo del que le han otorgado, aconseja la politóloga. “Solamente en casos muy excepcionales, como las complicaciones médicas, puede solicitarse y permitirse una restauración de estatus”.