Los tres mosqueteros

Quisiera participarles de un episodio que acabo de enfrentar. El lunes de la semana pasada desperté en la madrugada con una molestia en el hombro izquierdo que me dificultó conciliar el sueño; así amanecí y fui a mi trabajo, en donde al llegar mi coordinadora me encontró pálido y sudoroso. Gracias a ser médico de la vieja escuela, sumé palidez, sudoración y dolor precordial, cuyo resultado era infarto del miocardio. Me dirigí a la emergencia del hospital Luis Vernaza, donde fui recibido por el Dr. Freddy Pow Chon Log M., quien me practicó un electrocardiograma cuyo diagnóstico fue infarto agudo del miocardio por obstrucción de la arteria coronaria anterior. Adecuadamente sedado por el Dr. Manuel Reyes, en hemodinamia se detectó una circulación coronaria normal con excepción de una obstrucción total de la arteria coronaria anterior.

La parte hemodinámica la manejaron los doctores Luis Hallón R. y John Germán G., quien mediante cateterismo, introdujo un stent en dicha arteria, reactivándose la circulación y reanudándose el aporte sanguíneo al miocardio afectado. Estoy bajo control del Dr. Freddy Pow Chon Log y me encuentro en excelentes condiciones clínicas. El Dr. Ernesto Peñaherrera P., jefe del Servicio de Cardiología, también se encontraba presente durante mi evaluación clínica, habiendo sido apoyado permanentemente por los doctores Joseph Mc Dermott y Jorge Hurel.

Este relato me ha hecho reflexionar que muchas personas ante una contingencia en salud, no saben a dónde recurrir y esa indecisión puede tener funestas consecuencias.

No seré yo quien diga qué hacer en circunstancias similares, pero permítanme decirles que el sistema de ambulancia del Cuerpo de Bomberos es uno de los mejores organizados de la ciudad y que el hospital Luis Vernaza, regentado por la Junta de Beneficencia de Guayaquil, ha montado un departamento de Cardiología y una Unidad Coronaria, con tecnología de punta, que no le pide favor a otras nacionales o extranjeras, garantizando así una atención excepcional.

No olvidaré jamás a mis tres mosqueteros, Freddy, Luis y John.

Y sigo andando...

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