Con las banderas de Tarifa y de Barcelona, ayer en la tarde en el Cementerio General de la Parroquia Tarifa, de Samborondón, se realizó el funeral de José Luis Castro García, un reconocido comerciante de cocos de esta localidad guayasense.

Castro, el viernes 28 de agosto cuando se encontraba en su local de ventas, ubicado en el paradero de su natal Tarifa, resultó gravemente herido, tras una balacera que se originó en un restaurante cercano, y donde con más de cinco disparos en sus cabezas, tórax y espalda, fueron asesinados el mayor Cristhian Granizo Pumagualli, jefe de la Policía Nacional de Samborondón y el cabo primero Cristhian Enríquez Tigselema, mientras desayunaban en este sector.

José, después de 15 días de luchar por su vida en un hospital de Guayaquil, la muerte le ganó la batalla, pues los proyectiles que se alojaron en diferentes partes de su cuerpo comprometieron órganos vitales.

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Los habitantes de su parroquia, tras arribar el féretro, paralizaron ayer sus actividades para acompañar a don José hasta su casa eterna.“ Estos malditos sicarios por matar a los dos policías también se llevaron a quien durante 30 años nos vendió la mejor agua de coco y enteros. Ya nadie continuará con esta tradición, ya que en nuestra parroquia, Castro era el único vendedor de este producto”, comentó Yéssica Morán, habitante del recinto La Pista, de esta parroquia.

Castro residía junto a su familia y con su trabajo ayudaba a sostener su hogar.

En el 2022 terminó su período como vocal del gobierno parroquial y durante cuatro décadas fue dirigente deportivo.

Con música, juegos pirotécnicos y licor, los tarifeños antes de ingresar    el ataúd a uno de los nichos del campo santo local le rindieron el homenaje póstumo a Castro. Para ellos era un líder.

A viva voz pidieron a la Policía y a la Fiscalía que se continúe con las investigaciones para que se capture a todos los implicados    y paguen por los tres crímenes.