Omar Bravo es uno de los tantos pescadores que se dedican a salar pescado en el puerto de Santa Rosa. El artesano, con más de medio siglo en la actividad, comentó que esta técnica la aprendió de su abuelo, quien para conservar por más tiempo los peces procedía a salarlos.

(Lea también: Chimborazo, fruto del sincretismo entre pueblos originarios y el pasado colonial

Aurora Tigrero también conoce los secretos de esta actividad, que lleva a cabo todo el año, aunque reconoce que en Semana Santa se vende más el pescado salado porque se lo utiliza en la fanesca. 

Por la proximidad de la Semana Santa, en los puertos de la Península se han incrementado las ventas de pescado salado. No solo se comercializan pescados considerados grandes, sino también variedades como carita, hojita, pampanito, entre otras especies.

En Santa Rosa y Anconcito, principales puertos de la zona costera peninsular, se comercializa el pescado salado en quintales, que en su mayoría se vende para los locales gastronómicos de las ciudades de Guayaquil, Quito y Santo Domingo, aunque las personas también lo pueden comprar por libras.

El pescado salado es el principal ingrediente para la fanesca que se sirve en la Semana Santa. La tradición llega a la ciudad y es fuente de ingresos y compartir con familias y amigos.

Para leer contenido de calidad sin límite, SUSCRÍBETE A EXPRESO