Ricardo Estrada, amigo por siempre

Al mediodía del 18 de agosto, entró al teléfono un corto mensaje de Ricardo que decía: “Sí te dijeron que puedes venir cuando quieras, ¿verdad?”. Al día siguiente, luego de consultarle a Silvia, su amada esposa, llegué con la angustia de saber que serían pocas las veces que Dios me permitiría conversar con mi entrañable amigo.

Lo conocí desde joven y nuestra amistad se profundizó cuando la Corpei me abrió las puertas como su consultora asociada. Día a día aprendí a valorar a ese maravilloso ser humano que hoy muchas personas han comenzado a extrañar.

Ricardo me recibió ese sábado con la sonrisa de siempre, todos sabíamos que su plazo ya estaba vencido pero él me contaba sus planes de regresar a Corpei, al menos tres horas al día. ¡Sus amigos no paraban de llamar! Ese día nació la idea del libro, del legado, de que no podía ser que la receta de cómo se construye un articulador se la llevara con él para siempre. Ricardo se emocionó con la idea. Cuando le dije: ¿Qué tal que tu biografía se llame Ricardo Estrada, amigo por siempre?, me dijo: “Ese es”.

Desde ese día hasta el 28 de agosto, Ricardo y yo conversamos casi a diario de las cosas más importantes de su vida; su estirpe, su familia, su niñez, sus amigos de la escuela, del colegio, sus colecciones, su vida empresarial, su vida pública, de los momentos más bellos y de los más duros también.

En lo profesional de Corpei, cómo implantó el primer sistema integrado de promoción de comercio exterior, que según Hans Verhulst, en su libro A roadmap from cost to value, fue el mejor modelo del mundo; o cómo se incubó a Proecuador; o cómo formó un ejército de jóvenes profesionales con el ADN de Corpei.

Todos tenemos un propósito de vida, que no es determinado por nosotros sino por el Plan Divino. Estoy segura de que el propósito de su vida fue servir, hacer amistades, crear puentes, derribar barreras, negociar, facilitar. Será fácil para Dios reconocer la fidelidad de su obra. A su sepelio vino su amigo el obispo de Ibarra, monseñor Valter Maggi, quien dijo: “Solucionó tantos conflictos y problemas en la tierra. ¿Cómo será ahora que está más cerca de Dios?”.