Nueva administración, renovadas expectativas. A los moradores y comerciantes que aún hacen vida en la avenida 10 de Agosto, que va del norte al centro de Quito, toman con cierta ilusión el anuncio del alcalde entrante, Pabel Muñoz, en el sentido de que buscará la “revitalización” de vías como esta que han experimentado deterioro y abandono en los últimos años.

En rigor, esta arteria vial inicia en el Labrador, al norte, y termina en la calle Pedro Briceño, en el acceso al centro de la ciudad. Se extiende por 7 kilómetros y cuenta con ocho carriles en la mayoría del trayecto. Dos de ellos están destinados al sistema Trolebús.

Como muchas cosas en Quito, el ‘comportamiento’ de la 10 de Agosto no es homogéneo. En su extremo norte, entre el Labrador y la Y, el elevado número de automotores que transitan es inversamente proporcional al de personas.

Pese a que en esa zona hay mecánicas, ventas de repuestos y automóviles, son pocos los transeúntes que caminan por ahí. La situación se agravó, dicen los que quedan, con la salida de la Estación Norte del Trolebús y que en ese espacio gigantesco no se haya hecho nada más que el patio de retención vehicular de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT).

Ahí, en su momento, se construyó un novedoso paso peatonal con la forma de una media luna que en los 30 minutos que permaneció EXPRESO, el jueves pasado, no fue ocupado por nadie, porque no había casi nadie al mediodía.

Entre la Y y las Naciones Unidas la cosa mejora en lo que se refiere a la presencia de personas, pero los problemas son de otro tipo. Mónica Ulcuango es la propietaria de una floristería y tienda de regalos. Invirtió en pintar su puerta plegable con diseños acordes a su negocio y al día siguiente encontró un grafiti gigante y desagradable. “El vandalismo es uno de los problemas de la 10 de Agosto”, dice.

También la inseguridad. Muy pocos locales llegan a las 18:00 abiertos y los habitantes que quedan en los edificios y casas de la avenida prefieren encerrarse temprano. “Se vuelve un espacio lúgubre con escasa presencia policial. Una reestructuración del sector caería muy bien”, agregó Ulcuango.

Precisamente, una de las ideas de Muñoz es repoblar la zona en la que un creciente número de locales comerciales, departamentos y viviendas están en arriendo o en venta. El alcalde electo no descarta que los moradores de barrios irregulares cuya regularización sea imposible puedan ser reubicados en esas viviendas.

“Si volvemos a darle vida a la 10 de Agosto, que en este momento es una arteria fantasma, y volvemos a tener actividad de vivienda y comercial en toda la franja de la 10 de Agosto, entre la Plaza de la República y Mariana de Jesús, vamos a cumplir el objetivo de revitalizar algunas partes de la ciudad”, señaló.

El urbanista Fernando Carrión ve la idea como viable. Su diagnóstico es que esta avenida, que fue la más importante de Quito a mediados del siglo pasado, sufre un deterioro por tres factores: el primero la salida del Aeropuerto Mariscal Sucre; también la construcción de las plataformas gubernamentales que solo midieron los beneficios para las zonas en donde fueron ubicados, pero no los impactos de aquellas de las que salieron entidades como el Ministerio de Economía y Finanzas que era un motor de la actividad de todo el sector del Puente del Guambra.

Un tercer factor son las nuevas modalidades de trabajo con la tecnología, que hace que ya no haya la necesidad de trasladarse a ciertas zonas a trabajar, porque se lo puede hacer a distancia.

Los pasos a desnivel que hay a lo largo de la avenida también contribuyen a la desolación. Pasa con el de la avenida República y un kilómetro más adelante en la Orellana. Margarita Páez ofrece tortillas con caucara desde hace ocho años en un local pequeño. Dice que ha escuchado más de un plan para dar vida a la 10 de Agosto y espera que esta vez se cumpla.

En 2020 se lanzó el concurso Corredor Metropolitano de Quito con el que se buscaba implementar un ambicioso plan que conecte el norte, centro y sur de la ciudad y la rehabilitación de la 10 de Agosto tenía un papel fundamental e incluía una repoblación de la avenida para dar mayor flujo de usuarios al Metro de Quito.

La crisis política al interior del Municipio que terminó con la salida del alcalde Jorge Yunda, más la crisis económica que dejó la pandemia frenó el gran proyecto, pero Carrión, que estuvo al frente del concurso, dijo que hay propuestas que pueden ser aplicadas en la 10 de Agosto, sin que signifiquen grandes inversiones.