H ay nostalgia imperial desde la caída de la Rusia soviética. Vladimir Putin se ha erigido en autócrata con todos los poderes del Estado. Ya invadió Crimea y amenaza a excolonias de la era comunista. Para apoyar a sus alineados como Siria, bombardea hospitales, escuelas y convoys de provisiones de ONG sin compasión.

Su ‘limpieza terrorista’ multiplica crímenes de guerra violando todos los tratados humanitarios. China, Irán, Corea del Norte (y ahora Turquía) apoyan el reinado mundial del nuevo zar ruso. Maduro le entregará el premio ‘Hugo Chávez’ entre los aplausos de los hijos de Putin en el mundo.

Paul Tapia Goya