Dos comisariatos, uno en Posorja y otro en Playas -que pertenecen a una misma empresa-, cerraron sus puertas definitivamente, dejando un mensaje a sus clientes, pegado en la puerta de sus locales.

“En vista de la inseguridad en que vivimos, nos vemos en la obligación de cerrar nuestras operaciones, no sin antes recalcar el inmenso agradecimiento, a cada uno de ustedes (clientes) por preferirnos. Esperando su comprensión, un fuerte abrazo a todos”, apuntó el cartel fijado en la puerta.

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La semana pasada, esta empresa fue objeto de un atentado en su local de la parroquia Posorja, donde supuestos extorsionadores le pusieron un artefacto explosivo en sus puertas, según moradores de esa parroquia rural de Guayaquil.

Luego de este hecho, sus propietarios fueron amenazados de que en Playas iban a ser lo mismo con el otro comisariato, si es que no pagaban las ‘vacunas’, para lo cual le daban 15 días de plazo. Frente a esta situación decidieron cerrar definitivamente ambos negocios.

El perjuicio no es solo para los dueños de negocios, también lo es para las personas que trabajan en ellas, que se quedan sin su sustento y sin trabajo, comentó el pariente de una empleada, quien llevaba 15 años trabajando en uno de estos comisariatos, y que, de la noche a la mañana por culpa de los vacunadores, se quedó sin empleo. En Playas otros negocios no han cerrado, porque han aceptado ser extorsionados.

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“Hasta el momento, las autoridades, tanto locales como nacionales, solo han hecho promesas sobre la seguridad de Playas, pero resultados no vemos; estamos ya esperando los resultados del nuevo gobierno sobre lo que está haciendo sobre la delincuencia, pues quienes mandan en el país, parecen ser las bandas organizadas”, dijeron empresarios y comerciantes, que por temor no dieron su nombre.

En Posorja, por lo menos una docena de negocios han cerrado, antes algunos de ellos fueron baleados.

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