
La placenta se guarda en un banco para curar quemaduras
El tratamiento con membrana amniótica (una capa de la placenta) en pacientes con quemaduras graves es un procedimiento médico rutinario pero desconocido, que salió del anonimato cuando se lo relacionó con una cantante el mes pasado.
Aunque el uso de placenta humana en la curación de quemaduras resulte extraño, en el país se lo realiza hace más de dos décadas, con la diferencia de que en la actualidad el hospital Luis Vernaza de la Junta de Beneficencia de Guayaquil cuenta con su propio banco de tejidos, el único de la ciudad.
Lo rescatable aquí es que ya no tenemos que depender de bancos de piel o distribuidos de tejidos internacionales, porque somos los productores de nuestros propios tejidos”, indicó el doctor Fernando Quintana, jefe de la Unidad de Quemados del Vernaza.
Los pacientes son los más beneficiados, porque una quemadura de segundo grado superficial, por ejemplo, con el tratamiento farmacológico convencional hay que esperar entre 14 y 21 días; con los apósitos biológicos como los amnios de placenta el alivio es inmediato y se evitan las curaciones posteriores, porque se adhiere a la piel y el cuerpo vuelve a crear nuevos tejidos.
Para producirlos, el banco debe cumplir un proceso técnico de calidad, que comienza en la maternidad Enrique C. Sotomayor con la ablación y transporte y termina con el procesamiento de la placenta. “Aquí (en el banco) se separa la membrana amniótica, se la lava, trata, corta y congela a menos de 80 grados hasta que un paciente quemado la requiera”, indicó María Candela Ceballos, jefa del Banco de Tejidos del Vernaza.
Este proceso se basa en protocolos internacionales y el banco está aprobado por el organismo de trasplantes, Indot, para realizar este tipo de procedimientos. Además forma parte de la Red Latinoamericana de Bancos de Tejidos Laminares, para atender casos de emergencias múltiples en la región.
Antiguamente, señala la doctora Ceballos, se lo hacía de manera informal, es decir que el cirujano plástico que necesitaba de un injerto llamaba al ginecólogo amigo para que le done la placenta. “El momento que operaba al quemado se procedía a despegar la membrana de la placenta y se colocaba directamente al paciente”.
Eso ya no se puede hacer, ahora hay centros y profesionales acreditados (el Vernaza desde el 2011) que deben cumplir protocolos.
El talón de Aquiles de los tratamientos con tejidos biológicos es que son escasos, no por falta de donantes como ocurre con otros órganos, sino por los altos costos de procesamiento.
El costo beneficio es muy alto, dice Quintana, ya que cada membrana bordea los 500 dólares y los pacientes requieren uso frecuentes de apósitos y renovaciones cada dos y tres días.
Además de la membrana anmiótica, el Banco de Tejidos del Vernaza cultiva piel cadavérica, otro de los pósitos biológicos usado para tratar quemaduras graves; pero en este caso, además de los altos costos, los médicos y pacientes deben luchar contra la falta de cultura de donación. “Los familiares de los pacientes con muerte cerebral se niegan a donar los órganos y tejidos”, indicó Quintana.
Bantec
Apoyo para la obtención de placentas
El Banco Nacional de Tejidos y Células (Bantec) impartió una charla sobre el proceso de donación de placenta a los profesionales del área de Ginecología de la Unidad Metropolitana de Salud Sur (Quito).
La actividad se realizó en días pasados y forma parte del programa de capacitación que efectúa Bantec, con el fin de conseguir apoyo de las casas de salud para obtención de placenta, de la cual se procesa la membrana amniótica.
Este tejido se utiliza para el tratamiento de quemaduras graves, problemas oftálmicos y otras afecciones, dijo su directora Mariana Calahorrano.