Ha pasado una semana y no se tiene noticias de Dana Ramos, la niña de 8 años que desapareció en Riobamba el 1 de febrero, pasadas las seis de la tarde. Padres de familia y compañeras de la niña realizan plantones con globos blancos. “¡Queremos a Dana!”, es el grito que se escucha todos los días en la puerta de su colegio. Las clases en el cuarto año de básica avanzan, pero el pupitre de la estudiante sigue vacío.

Los padres de la desaparecida han recurrido a todas las autoridades para pedir celeridad en las investigaciones. El lunes anterior estuvieron junto al alcalde Jhon Vinueza y obtuvieron permiso para realizar una marcha ayer, miércoles.

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Vinueza indicó que todo el personal de la Municipalidad está instruido para apoyar en la búsqueda. La ciudadanía se muestra condolida y a través de redes sociales se ha viralizado el pedido de ayuda para encontrarla. Los progenitores recorren la ciudad en busca de cualquier indicio. 

En su desesperación, publicaron sus números de teléfonos y avivatos los han llamado para dar pistas falsas o extorsionarlos, según versiones de familiares. La madre, Sonia Pilataxi, llora al recordar los hechos. Todos los días recorre los lugares cercanos a la vivienda de donde la niña salió esa fatídica tarde. “No tengo idea, será maldad, envidia. Ya no sé qué pensar, pero por favor devuélvanme a mi Dana”, suplica entre lágrimas.

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Equipos de la Policía Nacional continúan explotando indicios con pericias técnicas. Los resultados se manejan de forma reservada. La niña había dicho que iba a la tienda. Pero en su celular existían mensajes. Uno de ellos delata que la menor de edad habría intentado ir hasta las canchas del barrio, ubicado al sureste de la ciudad.

La madre dice que la contactaron a través de un juego. Los alrededores no cuentan con cámaras de seguridad. Se conoce que un vecino vio a la niña parada afuera de la vivienda, pero no hay más señales de ella.

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