
Petro no renuncia a su plan: ahora va por la Constituyente | Por Martín Pallares
Análisis | Si las cortes echan abajo el decreto de la consulta popular, recogerán firmas para cambiar la Constitución
Un escalofrío colectivo recorrió Colombia la mañana del jueves 12 de junio. Y no era alguna noticia sobre la condición en la que se halla el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, a quien un sicario le disparó a boca de jarro en la cabeza el 7 de junio durante una pequeña concentración en el barrio de Fontibón, en Bogotá.
No. El escalofrío se produjo por el anuncio que hizo en una radio bogotana, la ‘Blu’, dirigida por Néstor Morales, el ahora ministro de Justicia, Eduardo Montealegre: si las cortes echan abajo el decreto con el que el presidente Gustavo Petro convocó a una consulta popular, se recogerán ocho millones de firmas para hacer la convocatoria popular a una Asamblea Constituyente, amenazó.
El anuncio hizo que el fantasma de Venezuela se aparezca en todos los círculos políticos del país y en inmensos segmentos de la población colombiana. Una Asamblea Constituyente es, para los colombianos, la señal que faltaba para pensar que Petro se va a atornillar al poder y va a convertir al país en lo que Hugo Chávez y luego Nicolás Maduro convirtieron a Venezuela.
Transcender fronteras sería uno de los propósitos que tendría Gustavo Petro, presidente de Colombia. Esto, aprovechando el liderazgo que ha gozado Colombia dentro de la región, creen expertos consultados por EXPRESO.
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Gustavo Petro y el fantasma de Venezuela
Y es que el caso venezolano está presente en la mente de prácticamente todo colombiano: desde el país vecino han llegado millones de migrantes expulsados por el hambre y el autoritarismo brutal que ahí opera. Es tan temido el fantasma de la Constituyente en Colombia, que muchas fuerzas llamadas progresistas del país solo se animaron a apoyar a Petro en la campaña presidencial pasada cuando dijo que juraba que no la iba a convocar y escribió sobre una tabla su promesa.
Una promesa que acaba de romper, como pronosticaban aquellos analistas y políticos considerados entonces como pesimistas y que ahora son vistos como visionarios. “Es que las condiciones han cambiado”, respondió en esa entrevista Eduardo Montealegre, que a esa hora de la mañana no se había posesionado aún y que, con un discurso sinuoso (lleno de referencias al constitucionalismo de los EE. UU. y de la Alemania anterior a la guerra), justificaba la convocatoria a una Constituyente. Pocas horas más tarde, Petro confirmaba la convocatoria a una Constituyente “de origen popular”, en entrevista con CNN.

El complejo contexto de Colombia bajo el mando de Gustavo Petro
La noticia salió a la luz cuando el país no se reponía aún de al menos dos sacudones: el atentado a Miguel Uribe Turbay y la convocatoria por decreto, evidentemente anticonstitucional (el Senado la había echado abajo), de una consulta popular para aprobar una reforma laboral. Lo del llamado “decretazo”, además, había sido particularmente provocador, puesto que Petro se había hecho fotografiar firmando el decreto con la bandera de ‘Guerra a muerte’ a sus espaldas. ‘Guerra a muerte’ se llama la campaña que Simón Bolívar hizo al inicio de las luchas independentistas, cuando mandaba a fusilar a cualquier persona sospechosa de no apoyar la causa de la independencia de España.
La alusión visual de esa bandera, además, prendió las alarmas de todos quienes han temido los antecedentes guerrilleros de Petro, quien fue miembro de la guerrilla urbana del M-19 durante los años 80 y 90 del siglo pasado. Así, el anuncio de la Constituyente revivió todos los peores fantasmas que gran parte de la población teme, al tener el drama de Venezuela tan cerca.
El anuncio de la Constituyente recogiendo ocho millones de firmas, hecho por Montealegre, encendió en el plató de la radio un intenso debate entre los periodistas presentes. El director, Néstor Morales, decía (claramente conmocionado con la revelación que había provocado en su programa) que todo lo anunciado por Montealegre y que luego ratificó Petro no se va a cumplir. Morales es parte de esa corriente de opinión que hay en Colombia, muy orgullosa de la fortaleza que, dicen, tienen las instituciones democráticas colombianas.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, denunció este lunes 9 de junio de 2025 que el dispositivo de seguridad del senador y aspirante presidencial Miguel Uribe "fue disminuido extrañamente" antes de sufrir un atentado.
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Morales sostiene que para que se concrete una Constituyente ya “no hay tiempo” y que las “instituciones en Colombia son fuertes y van a frustrar estas pretensiones dictatoriales de Petro”, y luego dio por sentado que los anuncios del sinuoso Montealegre “no se van a cumplir”. De acuerdo con el periodista, lo que está anunciando el Gobierno de Petro no se parece al caso venezolano sino, más bien, al chileno, donde el electorado rechazó el intento del presidente Gabriel Boric de hacer una Constitución alternativa a la que dejó establecida el dictador Augusto Pinochet.
“Aquí vendrán todas las fuerzas y no aprobarán la Constitución de Petro”, decía, mientras su compañero de programa, Felipe Zuleta, sostenía ser mucho más pesimista y recordaba que todo lo que está pasando en Colombia era temido por quienes, al inicio del gobierno de Petro, habían sido tachados de pesimistas.

La Constituyente, el verdadero interés de Gustavo Petro
Los pesimistas, empero, creen que el plan de Petro es mucho más sofisticado de lo que dicen quienes están confiados en la institucionalidad colombiana. La propuesta de una consulta popular para proponer una reforma a las leyes laborales (inútil, pues la reforma ya se la tramita en el Senado) es parte de una estrategia para justificar la Constituyente, que es el auténtico objetivo del Gobierno.
Un objetivo para perpetuarse en el poder en la misma forma en que lo hicieron los gobiernos del llamado socialismo del siglo XXI en Venezuela con Hugo Chávez, en Ecuador con Rafael Correa y en Bolivia con Evo Morales. La diferencia de Colombia con esos países, sin embargo, es grande: las instituciones democráticas son mucho más sólidas que las que había en Ecuador cuando llegó Correa, y el anuncio de la Constituyente lo lanza Petro cuando está con su aprobación por los suelos, muy al contrario de lo que sucedió con Chávez, Correa o Morales cuando convocaron a sus Asambleas Constituyentes.
Habrá que esperar, sin embargo, para saber si las instituciones colombianas van a aguantar o no. Para Ecuador, el tema es tremendamente delicado por la cercanía y los vasos comunicantes que hay entre ambos países.
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