El tiempo no perdona

Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora.

Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces; los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.

Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.

Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia. Con mis congéneres. Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que solo tienes una.

Elio Ortega Icaza