Un cargo con un sinnúmero de retos. Luego de sortear un concurso caracterizado por dilaciones y acciones de protección, el Consejo de Participación Ciudadana presidido por Nicole Bonifaz designó a Mauricio Torres Maldonado como contralor general del Estado.

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Torres Maldonado resultó el postulante con mayor puntaje (91 sobre 100) del concurso de méritos y oposición para designar a la primera autoridad de la Contraloría. Los otros cuatro aspirantes con mayor puntaje fueron Christian León (85), Alejandra Vivanco (83,5), Miguel Játiva (81) y Douglas Torres (80).

Pese a la victoria, la euforia deberá ser corta, sostiene Germán Rodas Chaves, coordinador de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), por el rosario de retos que Torres Maldonado enfrentará en sus cinco años de gestión liderando la Contraloría General del Estado.

“(El primer reto) Será casa adentro, de enfrentar y desaparecer núcleos que durante años han chantajeado a aquellas instituciones o personas a las que les hacen auditorías para desaparecer glosas o amenazar con las mismas (...)”, sostiene y advierte que ese es un reto a nivel nacional.

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Este saneamiento interno de la institución, añade Rodas, debe incluir la influencia partidista. “Es importante que no responda a intereses políticos, sino que quede en libertad para estudiar la gestión del gobierno saliente, de los anteriores y del entrante”, señala.

De hecho, en entrevista con EXPRESO, al ser consultado sobre su relación con el poder político, Torres Maldonado indicó que él y su equipo no están vinculados con partidos o movimientos y que menos aún cuenta con un auspicio político. “Yo soy un servidor de carrera de la Contraloría”, hizo hincapié.

Por otro lado, entre las acciones inmediatas que podría realizar Torres Maldonado está emprender auditorías de los periodos que están por fenecer, acota Marcelo Merlo, ex contralor general del Estado y expresidente del Consejo de la Judicatura transitorio.

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“Son siete años el periodo que se puede auditar”, recuerda Merlo y precisa que esto implicaría revisar los contratos firmados y las decisiones tomadas desde 2016, involucrando a los gobiernos de Rafael Correa, Lenín Moreno, Guillermo Lasso y el breve régimen entrante de Daniel Noboa.

Este reto, según ha declarado Torres Maldonado a medios de comunicación, es complejo por las limitaciones operativas y de personal que tiene la Contraloría General del Estado, pero ha dicho que intentará cumplir, así como con el resto de propuestas con las que llega.

Sin embargo, Merlo indica que la capacidad técnica de la institución sí podría seguir el ritmo de la exigencia. “Es una entidad muy bien estructurada, con un plan anual de trabajo a seguir. También hay un espacio de maniobra para las cosas que vayan surgiendo y sean materia de la Contraloría”.

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Pese a la planificación que pueda tener la entidad, el coordinador de la CNA considera que el nuevo contralor deberá priorizar temas y entidades en su gestión, sobre todo por ser focos críticos que afectan la vida de los ecuatorianos.

“Una de las medidas urgentes es retomar las auditorías que han sido pospuestas en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), preocuparse por las empresas públicas (Petroecuador, Celec, entre otras) y mirar el accionar del Consejo Nacional Electoral (por el voto telemático, entre otros temas)”, propone Rodas.

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Aunque el reto es grande (principalmente el de reivindicar el deber ser de la institución), tanto Rodas como Merlo estiman que el nuevo contralor debe tener un voto de confianza, sobre todo por surgir de la propia entidad.

Esto, según resaltan, al menos puede dar ciertas garantías de que Torres Maldonado no ha sido permeado por la corrupción que se ha observado en los rangos superiores de la entidad. Un voto de confianza que deberá legitimar con sus acciones.

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