d espués del doloroso incidente que cobró la vida de una inocente niña, a causa de una bala disparada presumiblemente desde un campo deportivo por elementos policiales que participaban en un acto conmemorativo; no nos queda la menor duda de que la irracionalidad e irresponsabilidad de los actores y mandos superiores de este torpe acto, es la causa principal del terrible desenlace que al Ecuador entero le duele; y que, al mismo tiempo, espera expectante el ejemplar castigo a los culpables.

Es evidente, Señor Director, que las neuronas escasean en algunas instituciones del Estado.

Ing. Fausto A. Moscoso Ochoa