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Indígenas aimaras de Bolivia fueron registradas junto a cráneos humanos, durante la festividad de las "ñatitas".EFE

La Santa Muerte mexicana se abre paso en el culto a calaveras en Bolivia

El 8 de noviembre es la fecha elegida por los devotos de estas 'ñatitas' para llevarlas a los cementerios y rendirles tributo

La fiesta de las "ñatitas", calaveras humanas llamadas así porque no tienen nariz, se celebró esta semana en Bolivia con las habituales ofrendas de coronas de flores, velas, hojas de coca, cigarrillos, y una invitada que comenzó a abrirse espacio en esta festividad, la Santa Muerte de México.

El 8 de noviembre es la fecha elegida por los devotos de estas calaveras para llevarlas a los cementerios y rendirles culto en una tradición muy arraigada en ciudades bolivianas como La Paz.

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Las puertas del patrimonial Cementerio General de La Paz abrieron desde temprano para recibir a centenares de devotos que llevaron a sus "ñatitas" en urnas de cristal, cajas de madera, en cajones o protegidas en aguayos, los multicolores tejidos indígenas.

Las calaveras llevaban sombreros de todo tipo, incluidos los lluch'us, los tradicionales gorros de lana andinos, gafas para el sol y los infaltables algodones en las cuencas de los ojos.

Los visitantes al cementerio se aproximaban a las calaveras con coronas de flores, velas o cigarrillos como ofrenda para pedirles favores, elementos que sus dueños les entregan semanalmente sin falta para tenerlas bien cuidadas.

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"Tiene que darle sus cositas, sus dulces, no desatender, siempre tenerle con cigarrito, su vasito de agua, tenerles con ese cuidado, tener ese fervor, ese cariño", dijo a EFE Fernando Sirpa, un hombre que llevó a sus tres calaveras al cementerio.

El mayor es "Papá John", flanqueado por el "Tío Juan" y el "Tío Marcelino", las "almitas milagrosas" que cuidan a la familia a cambio de las atenciones que les dan, aseguró.

Según Sirpa, sus "ñatitas" le hablan en sueños, le hacen saber lo que les gusta y en ocasiones le avisan cuando alguna persona le contactará para pedir favores a las calaveras.

"María" es una calavera que la señora Bertha heredó hace 40 años de su suegra, quien a su vez la recibió de su madre, por lo que se cree que tiene más de cien años.

La historia que pasó de generación en generación es que a "María" la mató su novio con un balazo en la cabeza el día de su matrimonio y el hoyo del impacto es notorio en los restos.

"'María' siempre ha cumplido, siempre nos ha cuidado y hasta la fecha nos sigue cuidando. Ella es como mi mamá. Yo la dejo solita en mi departamento, porque yo trabajo, y le digo ‘vas a cuidar, te quedas, estás al cuidado de la casa’ y nunca me ha pasado nada", aseguró Bertha.

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Las quince "ñatitas" de Rosa Mamani viuda de Quispe no pasaron desapercibidas, pues llegaron al camposanto en una especie de mueble, cada una con su compartimento y sillón individual.

Entre las calaveras están los tres difuntos esposos de Mamani, un hijo, un compadre suyo y cuatro ñatitas que le obsequiaron el año pasado.

"Esa costumbre nosotros no podemos olvidar y siempre hay que traer a la misa, siempre recordarles. Al menos yo soy muy devota de las 'ñatitas', les atiendo todos los días", dijo Mamani a EFE.

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