“Estamos dispuestos a negociar con todos los implicados en soluciones aceptables, pero eso depende de ellos; no somos nosotros los que nos negamos a negociar, son ellos”, afirmó el líder del Kremlin en referencia a Kiev y sus partidarios occidentales en un discurso, mientras lluvias de misiles caían en la ciudad de Jersón, en Ucrania.

Como se tomó Crimea sin mayor resistencia, inmediatamente dispuso que Kiev, la perla de lo que fue la URSS, en cuatro días volvería a ser parte de Rusia. Van 10 meses ya. Confiaba en su mayor aliado, el general invierno, con el que se venció a Napoleón cuando iba a entrar a Moscú y que acabó con el cerco de los nazis sobre Leningrado; pero en esta ocasión le está fallando. Aparentemente las fuerzas militares de los dos Estados se encuentran semiparalizadas.

El viaje de Zelenski a Washington, el primero desde el comienzo de la guerra, fue una sorpresa y para nuestro criterio hizo tomar esta nueva posición a Putin. Justamente estos días, el Congreso de Estados Unidos estaba a punto de aprobar un nuevo paquete de ayuda militar de $ 45.000 millones a Ucrania, tras confirmar el envío de misiles tierra-aire Patriot, uno de los sistemas militares más avanzados del mundo, para ayudar a Kiev (a diferencia de otros sistemas, este puede interceptar y derribar los misiles balísticos de su enemigo).

Los miembros del Congreso de EE. UU., republicanos y demócratas, dieron al presidente de Ucrania una emotiva ovación.

Zelenski, desde el momento en que aterrizó en EE. UU. ataviado con su característica indumentaria verde oliva, fue objeto de una calurosa bienvenida en la Casa Blanca por parte del presidente Joe Biden y tuvo un entusiasta recibimiento en el Congreso. Biden, en rueda de prensa, luego de hablar con Zelenski más de dos horas, dijo: “Era muy importante para todo el mundo ver que el presidente Zelenski y yo estamos unidos; es importante que Putin sepa que vamos a hacer todo lo que esté en nuestro poder para que Zelenski triunfe”.

En su histórico viaje, Zelenski dio las gracias una y otra vez: “Espero que mis palabras de respeto y gratitud resuenen en cada corazón estadounidense”. “Su dinero no es caridad”, aseguró a un Congreso a punto de debatir miles de millones más en apoyo militar y económico.

Señaló que los ucranianos celebrarían la Navidad a la luz de las velas, no porque sea más romántico, sino porque los ataques rusos han dejado gran parte del país sin electricidad, calefacción, ni agua corriente. El sufrimiento de los hombres, mujeres y niños ucranianos está empeorando…

A juzgar por los últimos ataques de Rusia, Putin parece más dispuesto a seguir luchando que a negociar.