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La presidencia de Chile se disputará entre Kast y Boric

Los planes de Gobierno del ultraderechista y el izquierdista deben convencer a los chilenos. La segunda vuelta será el próximo 19 de diciembre

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Ciudadanos votan en el Liceo Carmela Carvajal en Santiago (Chile).. EFE/ Alberto ValdésEFE

Las elecciones presidenciales de Chile se definirán en la segunda vuelta del próximo 19 de diciembre entre el ultraderechista José Antonio Kast y el izquierdista Gabriel Boric, candidatos radicalmente antagónicos que se impusieron el 21 de noviembre en las urnas y cuyos resultados marginaron las opciones de centro.

Los comicios confirmaron el ascenso de Kast pronosticado por las encuestas y lo llevaron a ser la primera preferencia de los chilenos, con el 28,01 % de los votos cuando se había escrutado el 92,75 % de las papeletas, superando el 25,64 % alcanzado por Boric, quien según la mayoría de los sondeos era el primer favorito, pero quien acabó en el segundo lugar de esta primera vuelta.

Kast, exdiputado y abogado de 55 años que en varias ocasiones ha defendido la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), ni siquiera alcanzó el 8 % de los votos en su primer intento por lograr la primera magistratura, en 2017, y arrancó la presente campaña por debajo del candidato de la derecha oficialista, Sebastian Sichel, pero acabó arrebatándole el apoyo de los más conservadores.

Boric, diputado de 35 años y abanderado de una formación de izquierdas que cuenta con el apoyo del Partido Comunista, presenta un programa radicalmente opuesto en su naturaleza política, económica y social, lo que obligará a los chilenos a elegir entre dos proyectos muy diferentes en el balotaje y a los dos candidatos a buscar apoyos en el centro para ganar.

El presidente saliente de Chile, el conservador Sebastián Piñera, pidió tras los comicios “moderación” y “no polarización”, “responsabilidad” y “no populismo”, de cara a la segunda vuelta.

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Las urnas relegaron la opción de una derecha moderada que propuso el exministro Sichel (12,64 %) y la vía de centroizquierda que trazó la senadora Yasna Proviste (11,71 %), representantes de los bloques políticos tradicionales que han gobernado Chile las últimas décadas.

“Hay una cierta polarización en las candidaturas más que en el electorado, que estimó que no había buenas opciones en el centro”, dijo a Efe el académico del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Robert Funk.

A los triunfadores de esta jornada electoral les une ser representantes de fuerzas políticas fundadas hace pocos años y de recoger el voto desencantado con la actual institucionalidad, pero sus programas de Gobierno, así como su visión del fenómeno de protestas sociales que estalló en 2019, difieren por completo.

Kast aboga por minimizar el papel del Estado y aumentar su eficiencia, disminuir el gasto público, reducir los impuestos y potenciar el libre mercado que consagró la Constitución de Pinochet, aprobada en 1980 y que rige en la actualidad.

El ultraderechista acaparó el descontento de aquellos que vieron en el estallido social un fenómeno violento e hizo bandera por la recuperación de la paz, a lo que sumó un discurso antiinmigración y de garantías de seguridad en lo que respecta al conflicto indígena en la zona sur del país, donde él acusa un problema de terrorismo.

“La única candidatura que va a recuperar la paz, que es la alternativa para enfrentar a los delincuentes y el narcotráfico y que pondrá fin al terrorismo es la nuestra”, dijo Kast al celebrar el triunfo.

Muy al contrario, Boric responde en su programa a los anhelos de cambio expresados por los chilenos en las protestas y proyecta un tránsito hacia una nueva matriz productiva, un aumento de impuestos y el fortalecimiento del rol del Estado para ofrecer un modelo de pensiones solidarias y un sistema de sanidad universal. Les queda menos de un mes a los chilenos para meditar el voto de esta vuelta.

Estas elecciones están consideradas unas de las más trascendentales en la historia de Chile por la responsabilidad que asumirá el nuevo mandatario el 22 de marzo de 2022 de acompañar el proceso constituyente abierto a raíz del estallido social.

El resultado de la primera vuelta de las presidenciales chilenas no dejó indiferentes a los ciudadanos: algunos sienten miedo por el avance de la ultraderecha, mientras que otros ven de que si este sector gobierna el país será más seguro.