La agencia policial europea Europol anunció este 10 de marzo el desmantelamiento en Grecia de una red delictiva que fabricaba carnés de identidad falsos para migrantes, por los que cobraba hasta 1.200 euros, y que también organizaba la entrada irregular de personas a la Unión Europea (UE).

Los carnés permitían a los migrantes legalizar su estancia en el país de destino final sin que las autoridades del lugar detectasen que eran falsos debido a la alta calidad de los documentos, según detalló Europol en un comunicado.

La organización, establecida en Atenas, llevaba a cabo una intensa actividad y utilizaba equipos muy sofisticados que incluían dispositivos de impresión láser, programas informáticos y escáneres para elaborar documentos de viaje o carnés de identidad falsos.

Por cada uno de ellos, cobraban entre 400 y 1.200 euros, en función del tipo de certificado y del país de origen del migrante.

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En total, la policía griega detuvo a 11 personas por su presunta participación en esta red delictiva: son tres palestinos, tres letones, dos iraníes, dos sirios y un libanés.

Las autoridades helénicas desmantelaron cuatro centros de imprenta, en los que incautaron 4.650 documentos de identidad falsos, con un valor de mercado estimado de 600.000 euros, según los cálculos publicados por Europol.

Además de producir y difundir documentos falsos, los sospechosos también actuaban supuestamente como traficantes, y organizaban directamente la entrada irregular de migrantes por vía aérea.

Para ello, utilizaban sus propios documentos falsificados y cobraban 6.000 euros por persona para ofrecer el servicio completo, incluidos los billetes de avión.

La policía griega también confiscó más de 20.000 euros en metálico pertenecientes a la red delictiva, además de material electrónico y diez impresoras láser de alta gama para la producción de carnés falsos.

Todo ello, en cuatro redadas realizadas tras una investigación que las autoridades helénicas arrancaron en septiembre de 2023 con la ayuda de Europol, que mandó a Grecia a dos expertos para apoyar las operaciones sobre el terreno.

Los sospechosos dirigían imprentas independientes y colaboraban entre sí caso por caso, principalmente en el intercambio de materias primas o en la preparación de los documentos falsos.

Los presuntos falsificadores evitaban el contacto directo con los clientes, que eran migrantes irregulares o miembros de otras redes de tráfico ilícito de migrantes, recurriendo en su lugar a intermediarios que cerraban los tratos y entregaban los documentos falsos en su nombre.

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A juicio de Europol, esta operación confirma que los grupos de traficantes utilizan cada vez más documentos falsos para facilitar la entrada ilegal de migrantes a la UE, así como cambiar su situación de residencia una vez ya están establecidos.

Entre los documentos falsos incautados, la policía encontró, entre otros, imitaciones de carnés españoles, alemanes, italianos, belgas, neerlandeses, daneses, finlandeses, griegos, húngaros, suecos o eslovenos, así como certificados de países de fuera de la UE, como Colombia, Ucrania o Noruega.

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