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Boric pide a la sociedad de su país “salir de las trincheras”

Oposición de Chile critica al Gobierno en aniversario del ‘estallido social’ . Tres años después, las víctimas aún esperan reparación

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 El presidente de Chile, Gabriel Boric, , instó este martes 18 de octubre de 2022 a la sociedad chilena a "salir de las trincheras" y a trabajar juntos, desde todo el arco ideológico efe

El presidente chileno, Gabriel Boric, instó ayer a la sociedad chilena a “salir de las trincheras” y a trabajar juntos, desde todo el arco ideológico, para acometer y resolver los problemas urgentes que demanda la ciudadanía desde el 18 de octubre de 2019, cuando surgieron las protestas populares conocidas como ‘estallido social’.

En un discurso desde el Palacio de La Moneda (sede de Gobierno), el mandatario subrayó, asimismo, que “no fue una revolución anticapitalista ni tampoco una pura ola de violencia. Fue una expresión de dolor y de las fracturas de nuestra sociedad a las que la política no ha sabido dar respuesta”.

“Es tiempo de que salgamos de nuestra zona de confort para interpretar lo que pasó y actuar”, subrayó antes de ofrecer su apoyo a las fuerzas de seguridad, condenar la violencia e instar a no olvidar ni las demandas de la sociedad ni las violaciones de los derechos humanos que se produjeron en la represión de las marchas.

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Además, instó a dejar de lado las lecturas ideológicas sobre el estallido que dividen a la sociedad chilena e instó a entender que “una ruptura de esta magnitud debe empujarnos a mirar lo que no queremos ver”.

E invitó a la oposición, empresarios y ciudadanía a “no quedar arrinconados en cómodas veredas” y a resolver los problemas de la sociedad “con más democracia y no con menos”, subrayando que la intención del Gobierno es “dialogar y construir puentes con sectores políticos que no piensan igual” para que las reformas propuestas se aprueben.

En tono conciliador, el presidente -elegido el pasado diciembre- reconoció que durante las movilizaciones “se dijeron y se hicieron muchas cosas excesivas, nos agredimos unos a otros y somos muchos los que sentimos que en ese período las cosas llegaron a un extremo que no debieran haber llegado”.

Boric recordó que durante este período, que se prolongó con marchas casi diarias hasta el estallido de la pandemia, más de un millón de personas llegaron a concentrarse en las calles de Santiago, y decenas de miles más en el resto del país, con más del 70 % de la población abierta a la movilización callejera.

El ahora jefe de Estado, que participó en las protestas, también tuvo palabras para las víctimas y recordó que durante la represión hubo muertos, abusos sexuales, mutilaciones oculares y personas que sufrieron lesiones y otras violaciones físicas y de sus derechos mientras se manifestaban.

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En este contexto, Boric denunció el vandalismo que destruyó el epicentro de las manifestaciones, causó daños al comercio y el patrimonio, y advirtió que “la violencia se volvió contra las propias causas del estallido”.

“La protesta social no puede ser sinónimo de violencia, no puede cobijar ni justificarla porque va en contra de sus principios y sus propósitos y en contra de su vocación de mayoría para cambiar la realidad”, indicó antes de condenar a “los delincuentes” que aprovechan las marchas pacíficas para ocultar sus delitos.

El mandatario cerró con una reflexión para acercar las dos miradas sobre el estallido: “No hay una dicotomía entre ambas posiciones y lo vamos a defender”.

La oposición chilena, liderada por los partidos de derecha, centro y ultraderecha, criticó ayer con dureza al presidente Gabriel Boric, con motivo del tercer aniversario del llamado ‘estallido social’, la ola de protestas y represión que sacudió a Chile en 2019 durante el mandato de Sebastián Piñera y que suscitó un cambio en el país.

El secretario general de Renovación Nacional, Diego Schalper, tildó al mandatario de izquierda de “malabarista político” y lo acusó de ser tibio y poco sincero por no pedir perdón por su participación en las protestas de 2019 y por criticar la acción de las fuerzas de seguridad, y en particular del polémico Cuerpo de Carabineros.

La posición más dura la adoptó el Partido Republicano, que incluso impidió que se guardara un minuto de silencio en el Parlamento por las víctimas del estallido. Los chilenos recuerdan ese terrible estallido social.