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Los incendios forestales afectan enormemente la biodiversidad de la Amazonía.Efe

La Amazonía brasileña registra en junio mayor número de incendios desde 2007

Organizaciones medioambientales critican el manejo de esta situación por parte del Gobierno de Jair Bolsonaro

La Amazonía brasileña registró 2.308 focos de incendio en junio, el mayor número registrado para ese mes desde 2007, según informó este jueves el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE).

La región amazónica de Ecuador, que ocupa sus seis provincias orientales, y del noreste de Perú conforman un biocorredor megadiverso, donde viven unos 600.000 habitantes y existen, al menos, 30 pueblos y nacionalidades indígenas.

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Los incendios registrados en junio aumentaron un 2,6 % respecto al mismo periodo de 2020, cuando la Amazonía ya había alcanzado un récord de quemas.

Los datos fueron divulgados la misma semana en la que el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro publicó un decreto en el que suspende por 120 días el uso de fuego en la región, debido al inicio de la época de sequía, y determina el envío de las Fuerzas Armadas para combatir la deforestación y los incendios, medida, esta última, cuestionada por organizaciones medioambientales.

"Infelizmente, ese récord en el mes de junio no es una sorpresa, considerando la continuidad de la política medioambiental y la insistencia en la utilización de una herramienta cara con el envío de las tropas militares, que se mostró ineficaz en los últimos dos años", denunció Greenpeace en un comunicado.

Ecologistas presagian lo peor

Los ecologistas han advertido que los incendios pueden empeorar todavía más en los próximos meses, especialmente en agosto y septiembre, con la intensificación de la época de sequía en la región.

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Los incendios en la selva tropical brasileña han alcanzado récords históricos bajo el mandato del presidente Jair Bolsonaro, cuya política medioambiental ha sido duramente criticada por organizaciones ecologistas e incluso países extranjeros.

El deterioro de la Amazonía ha aumentado la presión sobre el Gobierno y empujó a un importante grupo de fondos de inversiones globales a advertir sobre una eventual retirada de capitales, en caso de que no fuera reforzado el combate a la deforestación.