El trágico deceso de 4 personas, de la manera más cruda posible, manchó de sangre las vías del país, una vez más. Todos jóvenes que, según las primeras investigaciones, habían salido de una fiesta en la madrugada y se dirigían hacia la Península.

Trasnoche y, quizá, por el cansancio y la adrenalina, el conductor chocó de frente contra un bus interprovincial.

La terrible consecuencia: terminaron destrozados, con los cuerpos desmembrados, irreconocibles.

Esta tragedia erizó la piel a muchos.

Ya en las indagaciones posteriores, agentes de tránsito encontraron latas de cerveza en el auto, que ahora ha quedado como chatarra. Una excusa quizá. Pero las estadísticas de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) muestran que conducir en estado de embriaguez, no utilizar cinturón de seguridad y, de hace unos años acá y siempre en alza, el indebido uso del celular al conducir constan entre las principales causas de muerte en las vías.

¿Hasta cuándo la inconsciencia frente al volante? No es solo la vida del conductor y sus pasajeros. Es también la de peatones y quienes quieren llegar sanos a su casa, a saludar a los suyos, a vivir en paz.